lunes, 22 de julio de 2013

#19

—Julietta, ¿otra vez? —dijo él, mirando todos los trozos de revistas sobre el sofá del salón. Ella, como siempre que discutían, había huido al baño y se había encerrado allí.
Una voz, al otro lado de la puerta, le respondió con un tono un tanto disgustado.
—¿Y qué quieres, Rodrigo? —tartamudeo un poco—. Veo sus cuerpos perfectos y me hace sentir mal —entonces, Rodrigo estaba limpiando y recogiendo—. Sé que te gustaría tener a alguien como ellas en tu vida.
El dolor pudo con ella y, a la falta de respuesta de él, oyéndole limpiar, cogió una cuchilla escondida entre sus cosas de aseo y se rajó el brazo, como tantas veces había hecho al estar de bajón. Ni ella misma sabía porque se rajaba pero le agradaba la sensación.
Pero esta vez, Rodrigo había recogido pronto y había estado forcejeando un poco con la cerradura para abrirla y, cuando entró, se encontró el brazo sangrante de Julietta. Cogió una toalla y la aplastó contra las heridas para que terminara la hemorragia.
—Pero, ¡¿qué haces?!
—Morir un poco más rápido —le sonrió para que no tuviera miedo, para que se diera cuenta de que, realmente, no iba a morir.
—¿Por qué?
—Porque aborrezco cada parte de mi cuerpo —contestó ella, dejando caer la cuchilla dentro del neceser donde estaba escondida siempre—. Me aborrezco a mí misma.
—¿Y si te pidiera que no lo volvieras a hacer? Aunque sea solo por el cariño que me tengas...
—Tú como todos —explotó ella, hecha una verdadera furia—. Queréis que deje de hacer lo que me hace sentir bien y siempre con la misma excusa: “Por el cariño”; “Porque somos amigas”; “Porque te quiero”. ¡¿Acaso no os dais cuenta de que no pasa nada?! Está todo controlado.
—Mira, me preocupa que hagas eso porque te quiero; te quiero un montón —la miró fijamente y siguió—. Más de lo que te imaginas.
—¿Cómo? ¿Por qué?
—Porque me gustas, me gustas mucho —él se sentó junto a ella—. Y me gustaría no verte así. No... No quiero sentir que puedo perderte a cada minuto del día.
Entonces ella le besó.
—Solo te digo una cosa —dijo, rompiendo el beso—: no puedes enamorarte de una suicida. Nunca sabes cuando le va a dar el ataque.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si te ha gustado, si quieres comentarme qué es de tu vida.
¡Comenta!