jueves, 5 de diciembre de 2019

Otra vez el mismo crujido

¡Y otra vez se me ha roto el corazón entre las manos!

Quizá no estoy hecha para los rollos de una noche, quizá es que no estoy hecha para ir cambiando de amantes como quien se cambia de bragas o quizá es que sólo me ha dado muy fuerte por una persona y esa persona no apuesta por mí.

Quizás no merezca que nadie apueste por mí, hace tiempo que las historias de amor no me funcionan salvo para llorar en el sofá. Así que lo único que me queda es encerrarme en la fortaleza de mi soledad, quedarme ahí para siempre y ser fría, encerrar mi propio corazón en hielo. Enterrarlo al fondo de un gran lago congelado y que se pudra allí.

Porque ser una mujer buena, cálida, increíble, de risa contagiosa, alegre y fuerte; y aunque esté rota, saber confiar, que es lo que falta en este mundo; no me ha servido nada más que para ir apostando por las personas, por la gente que me ha ido rompiendo poco a poco. Y otra vez me lo han vuelto a hacer.

¡ESTOY HARTA!

Estoy jodidamente harta de ser cómo soy.

Porque sólo me ha llevado a desgracias, a pasarlo mal y a que se aprovechen de mí. ¿Por qué coño no cambio? ¿Por qué sigo siendo tan ingenua como para seguir cayendo en la misma piedra, en el mismo pozo, en el mismo abismo?

Sinceramente, me da rabia no ser capaz de ir pasando por la vida sin sentir nada. Porque, si no siento nada, la vida no merece ser vivida. Porque, si me caigo y me rompo por culpa de la humanidad, sigo dando espacio a la confianza a la gente ya que el ser humano no es capaz de vivir sin otros seres humanos cerca.

Soy un erizo al que se le han acercado demasiado y ahora tiene que lamerse las heridas. Heridas inmerecidas.

viernes, 29 de noviembre de 2019

Son las 2:18 y sigo pensando en ti.

¿Seré alguna vez capaz de superarte? ¿Seré capaz de no volver la mirada hacia atrás cuando crea que estás ahí?

Yo no soy Orfeo; no he tocado la lira para que Hades y Perséfone te dejasen salir de los infiernos y, por tanto, no eres Eurídice. Aunque mire hacia atrás, tú nunca estarás ni puedo ir a buscarte por mucho que me muera de ganas de ver tu sonrisa o tus ojos de girasol.

¿Cuándo vas a salir de mi mente? ¿Cuándo voy a dejar de olerte? ¿Cuándo voy a dejar de buscar tus rizos castaños? ¿Cuánto voy a tardar en ahogar tus recuerdos en un cajón, las emociones que se agarraron con fuerza a mi piel, de llorar por cada cosa que te quiero contar y no puedo?

Dicen que el tiempo cura las heridas sin embargo no veo que eso me esté pasando; siguen doliendo y no veo nada más que oscuridad a mi alrededor. Tu luz me guía al dolor y a la oscuridad, a los recuerdos no vividos y a esconder las lágrimas que no paran de fluir bajo el brazo que pongo para reprimir mi tristeza.

Finjo mi bienestar, mi sonrisa y me he teñido el pelo para que me dé fuerzas a seguir vibrando cuando no tengo ganas.

Aunque eso no me anima a tener ganas de conocer a nadie más, no me anima a pasar la página donde se derraman mis lágrimas y mis versos.

He escrito dos novelas pensando en ti y ambas tienen sentimientos derramados que se han enquistado en mí. Siempre dijiste que no querías que escribiese nada pensando en ti y ahora hay dos con un cuerpo firme, una con un final triste, angosto y otra que acabará bien al final; porque el amor todo lo puede, ¿verdad?

domingo, 6 de octubre de 2019

Movies #17

Buenas noches.

Paseando por el catálogo de Netflix durante un rato, me detuve para ver la que más me recomendaba la plataforma con muchas ganas; prácticamente por la garganta, como hacen los hombres cuando te dicen: «Sólo la puntita».

En fin, el caso es que pensé que si me la recomendaba, es que algo había hecho bien... Aunque últimamente las películas juveniles de la plataforma dejan más a desear que un tío que sólo la mete y la saca. Así que traigo una reseña chachi pistachi sobre la mierdipeli del finde. Que sí, que llevaba mucho tiempo sin subir críticas pero me planteo muy fuerte traer una crítica todos los findes...



Ficha técnica
Título: Tall Girl.
Título Original: Tall Girl.
Director: Nzingha Stewart.
Origen: EEUU.
Duración: 102 minutos.
Año: 2019.
Género: Comedia, Juvenil.












¡Vamos al lío!


Jodi lleva años acomplejada por su estatura (1,91 m). Siendo con mucho la chica más alta del instituto, nunca se ha sentido a gusto con su cuerpo. Después de años andando encorvada, aguantando burlas e intentando pasar desapercibida, por fin decide que ya es hora de superar sus inseguridades y se enreda en un trío amoroso en el instituto.



Empecemos con el hecho de que nos venden las típicas inseguridades del instituto; ¡que sí!, que todos pasamos por una adolescencia de mierda porque daba igual el hecho de cómo fueras, todo iba a ser motivo para un apodo, para atacarte y mofarse. ¡Coño, yo sufrí bullying por mi peso y mis “amigas” no es que fueran una gran ayuda!

Pero ojalá, y lo digo en serio, ojalá haber recibido bullying por mi altura y no por mi peso... Quizá lo digo desde el lado de chica que se pasó media adolescencia queriendo patear traseros y media queriendo adelgazar sólo para darle con ello en los morros a quienes se metían conmigo.

Bueno, a parte de lo personal, la primera escena es de ella que coquetea con un estudiante random y éste al principio sí que quiere salir a tomarse algo con Jodi hasta que la ve ponerse de pie. Es comprensible que no calcules bien la altura estando la otra persona sentada pero de ahí a que la vea ponerse en pie y el adolescente se asuste... O sea, hello?! ¿No te has dado cuenta desde el principio de que es muy alta? Desemboca en una escena en la que el chico pasa de ver a Jodi como un ligue a verla como una jirafa bcs reasons... Tuve compañeras altas (no de medir 1'90 pero sí del 1'80) y nunca vi que las rechazasen por ser altas. Tampoco vi que las rechazasen más allá de ponerles motes rarunos por su altura pero, como digo, en el instituto la gente es hiper mega subnormal.

Luego salta a contarnos que su padre, especialmente, le preocupa su altura desde que era una niña pero no por salud; porque prácticamente dice de darle a una niña de 3 años hormonas para que no crezca demasiado ¡A SU HIJA PEQUEÑA! Y no es por problemas de salud; porque un padre que está preocupado le dicen que es algo normal dentro de lo que cabe, se tranquiliza mientras le hayan hecho todo tipo de pruebas para ver que su pequeña está sana. En fin, un despropósito total, no sea que la niña le salga demasiado poco atractiva por su altura...


Llega un momento en que habla de que si crees que tú tienes una vida de mierda, piensa en si sólo pudieses llevar deportivas del 47. Claro, porque tus problemas con las zapatillas de #FirstWorldTeenProblems son lo mismo que una persona que recibe bullying por su orientación sexual o por su género. ¡Claro que sí, maja! *sillazo a la cara*

Volvemos con una escena típica familiar donde el padre parece megaobsesionado por sacarle alguna enfermedad a su hija debido a su altura mientras que la chica y su madre intentan quitarle de la mente que siga haciendo el gilipollas. Por supuesto, acabamos sabiendo que Jodi dejó un hobbie chachi piruli como tocar el piano porque no querían que la mirasen más. Venga, vale, te lo compro. Porque, no sé, la muchacha no puede practicar en su casa o, sintiéndose fatal por el bullying blanqueado de este filme, se hundiese en ello. Que, normalmente, es lo más natural... Refugiarte en las cosas que más te ayudan y te hacen desahogarte para eliminar todo lo malo. Mientras que nos presentan la adversidad mayor de Jodi, tener una hermana mayor que parece salida de Victoria’s Secret, que, por supuesto, se dedica a ser modelo y presentarse a certámenes de belleza.


Dunkleman aparece para enseñarnos lo good guy que es que quiere salir con la jirafa del instituto, a lo que ella siempre le dice que no pero él insiste, demostrando que esta película nunca supo de feminismo ninguno o peor, que esto ya se sabe cómo va a acabar. Por supuesto, él no acepta que ella sólo le quiera como amigo y prácticamente le dice que, por favor, confórmate conmigo porque no vas a conseguir el chico perfecto que tú esperas. Pero, claro, esto es una película adolescente típica y aparece por allí el chico perfecto que Jodi quería: Stig Mohlin.

Pero es que, lo más cachondo de todo, es que aquí meten una especie de estereotipo sobre los suecos como que son todos más altos que una secuoya. Por supuesto, todas quieren salir con Stig incluida la tía más buenorra de todo el instituto, Kimmy Sticher; que para ser popular sólo tiene una amiga que salga en toda la película y más bien es más cansina que pegarle al cadáver de un mapache atropellado tres veces. Lógicamente, Kimmy es la bully de Jodi y lleva haciéndolo desde niña. Y tenemos otra escena de Dunkleman, siendo un puñetero capullo... Con lo que el karma le paga teniendo al sueco alojado en su casa. Jé.

Jodi le pide a su hermana Harper que le ayude a ligar con Stig, llevando a una conversación estúpida para enseñar que Harper es la típica que está muy buena pero, para completar estereotipos, no tiene ni media neurona en una escena que no tiene ni pies ni cabeza...

Y volvemos a Dunkleman que intenta quitarse de en medio a Mohlin ya que no quiere ser su amigo porque le mola a Jodi, por eso le odia, eso y que a su lado él podría ser sólo un 3 mientras que sin él, llega al 6 pelado. Lo que nos lleva a un escena de Jodi y su amiga Fareeda babeando por el chico de intercambio mientras hay una escena de pelea entre varias chicas con Kimmy para ver quién se queda con el sueco. ¡Viva el machismo!


Llevo sólo 1/4 de película y ya me da rabia, en serio. Sobre todo porque es que la mayoría de cosas que pasan son tan jodidamente típicas que dan hasta rabia. En fin, Jodi recibe una llamada del sueco, pero no es el sueco porque le están haciendo una broma pesada entre un negrata llamado Schnipper y la pesada de Kimmy. Por favor, mi suplicio...

Tenemos otras tantas escenas en las que Stig intenta ser amigo de Dunkleman pero que él pasa y, entonces, llega la bomba: Stig era el normalucho de su instituto en Suecia. ¡Sí, sí, cómo lo leéis! Stig Mohlin es el marginado y normalucho de su escuela.

Netflix nos quiere vender que este chico es el normalucho de su instituto sueco
Y dentro de mi cabeza empiezan a salir actores, modelos, gente de la farándula sueca que no son para nada guapos... PARA NADA.

Porque Peter Stormare no existe...

A este señor le conoceréis seguro de hacer de Chernobog en American Gods con su mazo
 Porque Stellan Skarsgård no existe...




O, qué coño, visualizad la película de “Män som hatar kvinnor” a ver si la mayoría de los actores que veis os parecen mínimamente atractivos... Es que ni la mitad del reparto es medianamente pasable físicamente.

El caso es que Dunkleman le dice que es un guay de la vida mientras que Stig le dice que no se comería un rosco en Suecia. En fin... Vamos a hacer una película para quejarnos de la superficialidad de los adolescentes con uno personajes que se vejan continuamente los unos a los otros.

Y SÓLO LLEVO 35 MINUTOS DE PELÍCULA, EN SERIO.

Por fin, nos meten una escena en la que la química crece entre Jodi y Stig porque se ponen a tocar al piano, ya que el sueco no es tan perfecto y no sabe tocar una pieza a piano y ella le quiere enseñar... Pero Kimmy se lo carga porque es el obstáculo que debe haber para meterse en el triángulo amoroso entre el sueco y la protagonista. Y para que Jodie acabe bien el día, sus padres invitan al Club de los Altos para que Jodi no se sienta mal por medir 1'90 ya que les parece una buena manera de que su hija deje de sentirse mal con su altura... ¡No es nada malo ser alto, señor Kreyman, si no paras de recalcarle a tu hija que su altura es un fenómeno de la naturaleza y haciéndola sentir como el culo! Así que vemos a la protagonista mirando para operarse de su altura... Que no paro de pensarlo y me duele hasta a mí sólo de pensarlo. Entonces le llama Stig para que se vaya con él a ver un musical de no sé qué mientras que Dunkle está jugando al LoL con un amigo japonés, ¡viva la inclusión de tecnologías en una película para adolescentes! Pero, en serio, me encanta que Dunkle hable japonés, ¿dónde habrá aprendido? *tos*HENTAI VIEWER CONFIRMED*tos*

El caso es que Dunkleman intenta petardear la cita muchísimo para que no puedan ver el musical, siendo un puñetero gilipollas del tres al cuarto porque sabe que a ella le gusta el otro y, en vez de apartarse, le jode la cita a pesar de que ES SU AMIGA. Finalmente, él la acompaña a casa en el autobús, Stig y Jodi se besan a pesar de que él tiene novia, Kimmy. En fin, a Jodi y a Harper les hace ilusión que Stig haya besado a la menor porque, oh, mira, lo tienes en el bote. Mientras, Dunkle intenta quitar de enmedio al sueco para que siga saliendo con la popular, a pesar de que tiene dudas porque Jodi le gusta mucho... Ten amigos para esto.

El caso es que Stig ayuda a Dunkle a volverse popular, con lo que acaba ligando mucho y dando de lado a sus amigas bcs quiere follar de todas, todas.

Mirad, voy a resumir lo que pasa en un sólo párrafo porque la trama es lo más mierda que se ha echado nadie a la cara y mira que hay pelis mierdas por el mundo. Dunkle liga con una amiga de Kimmy, Liz, con la cual tiene más química que con la tía que le mola mientras que Jodi se enfada porque Dunkle pasa de Fareeda y ella; el negrata con nombre de estornudo le pide una cita a Jodi, se van Dunkle con Liz, Stig con Kimmy y Jodi con el afroamericano a liarse en un escape room, porque hay que meter esa mierda que tantos les mola a los millenials; ella ve que no le gusta y que sólo lo hacía para darle celos al sueco pero Stig se lo presiente y queda con ella a solas para decirle que le gusta y que quiere salir con ella, dejando a Kimmy. Pero Jack Dunkleman no para de dar por culo y no. El caso es que Jodi le invita al certamen de belleza de Harper para que la acompañe, Mohlin no se presenta, dejando confusa a toda la familia Kreyman. El caso es que Jodi va a la fiesta en casa de Dunkle, donde se encuentra con Stig que le dice que no puede dejar a Kimmy mientras que Liz intenta tener algo con Jack pero nada sale bien ya que el sueco la humilla delante de toda la fiesta diciendo mentiras para seguir estando con Kimmy. Entonces, es el baile de fin de curso (qué típico en las películas adolescentes americanas) y Dunkle no puede ir pero le regala un par de tacones enormes mientras le dice que no siga rayada, le dice un montón de cosas buenas que tiene... Luego, le llega un vídeo en el que ve que Dunkle salió a defenderla a puñetazos por un vídeo que le pasa Liz y se prepara para ir al baile. Por supuesto, ganan los dos populares. Luego, aparece Jodi con su traje y sus taconazos de infarto (debo decir que la actriz está preciosa con ese atuendo), da un discurso sobre cómo se ha sentido y en lo poco que le importa ya lo que piensen de ella. Rechaza a Stig porque es un gilipollas.


Y llegamos al final. El final más asqueroso que he visto en mi vida: Jodi va a buscar a Dunkle y dice que sí que quiere salir con él porque le ha sacado la cara delante de los demás, por lo que la ha apoyado en todos esos años y le pregunta el porqué llevar siempre una caja de leche. Dunkle se pone encima y se besan. ¡FIN!

He de decir que lo de la caja de leche me pareció un detalle muy original pero, por lo demás, el film jamás debería haberse estrenado, ni siquiera planteado.

Podría extenderme hablando sobre los personajes, como hago en otras críticas sobre películas pero es que son personajes planos, que están puestos para cumplir su función. Jodi no tiene una historia totalmente redonda, Stig es sólo el mero muñeco Ken para el triángulo amoroso y para que Jodi decida que es su momento de ser femenina, Kimmy es sólo una petarda que no podría ser popular en su vida, Dunkle es el típico nice guy que quiere ser pareja de alguien que lo rechaza continuamente. La única que me moló fue Fareeda.


Le doy una fresa por la originalidad de la caja de leche y ya. Porque tengo más pegas para la película que el dinero que tiene Bill Gates en el banco.

1. Estamos hablando de que se vuelve a vender la fantasía masculina de que si eres un nice guy con una chica, ésta acabará saliendo contigo porque se dará cuenta de que eres el amor de su vida y el único que puede sacarla de sus apuros.
2. La protagonista no avanza en ningún momento, sólo para ponerse los tacones para el baile y ya. Pero no hay una evolución completa, no hay un algo que digas que te quieres quedar con Jodi sino que te tragas la película como las patatas del McDonald's y luego quieres morirte porque tienes más hambre.
3. Jodi y Dunkle son los únicos que tienen protagonismo en la película, en ningún momento llegamos a saber nada de Fareeda ni de porqué es así.
4. Los padres despreciables que no ayudan con la autoestima de sus hijos.
5. El tópico de que las guapas no pueden ser listas.
6. El hecho de que Netflix intente vender que en Suecia todos son mega guapos, macizorros y vikingos cachas.
7. No es empoderante ni siquiera para la protagonista que se sube al escenario con todas sus pintas al final sólo para hacer una venganza.
8. El final no es para nada original, ya que es el mismo que el de restos de comedias románticas adolescentes de los 90s.

Hubiera estado bien una vuelta de tuerca sobre el tropo de chico que consigue a su crush, creo que hubiera sido mejor que Jodi y Dunkle nunca hubieran acabado juntos sino que ella se presentase en su puerta, le diese las gracias por lo que ha hecho por ella y que ojalá ser amigos siempre mientras que él aceptase de una vez que está friendzoned, por mucho que le duela, y se muestre como un verdadero amigo para Jodi.

No sé, pienso que esta película podría haberse mejorado de tantas maneras; que podría haber salido algo bueno y no el mero producto de siempre... Lo peor es que te lo venden por todos lados como un buen filme, como si mereciera la pena verla. Ya os digo yo que no.

Agur~

miércoles, 21 de agosto de 2019

Capítulo 157

Buenos días, amiwis.

Hoy he tenido una pesadilla y necesito contarla. Necesito sacar mierda que llevo dentro porque me voy a caer y no quiero.

Estaba en casa, bajo la lluvia, sentada en un banco con mi madre cuando veo a los padres de él por aquí. Realmente, no se corresponden con las descripciones verdaderas de cómo son pero mi mente los deforma para darles una personalidad más cabrona.

No sé si ellos me han visto pero mi madre se tira a su cuello diciendo que porqué él me ha dejado; yo intento calmar a mi madre mientras que intento disculparla por su arrebato. A lo que el padre que no es su padre, me dice que no siga esperando, que es una tontería; el corazón se me acelera en el pecho mientras se me agarrota como si fuera un puño. El hombre me dice que él ya tiene a alguien que deje de darle vueltas. A lo que la madre me suelta que está muy bien con su amiga de la infancia, que no intente inmiscuirme. Entonces me le encuentro. Será un sueño pero su rostro lo veo exactamente igual y va acompañado de una chica en un coche, ella conduce mientras que él se ríe. Empiezo a llorar con ganas, quiero ahogarme en lágrimas y me duele el pecho. Me duele tanto el pecho que creo que no soy capaz de respirar. Él me mira indiferente. Yo no puedo dejar de sentir ese ardor en el pecho, angustiándome mientras él no dice nada, dedicándose a otra chica.

Quiero echar a correr. Quiero coger el coche para estrellarme en cualquier carretera y convertirme en una lágrima en la lluvia porque no para de llover; no encuentro mi coche, quiero salir corriendo y no puedo, quiero matarme y no puedo. ¿Qué me queda? Estoy desesperada por dejar de sentir dolor. para ser un sueño, duele como si me clavaran mil agujas en el corazón, a la vez y con fuerza, como una enfermera en el hospital en el que te haces análisis. Finalmente, cuando los padres salen del local, le pregunto a su madre si tardó mucho en sustituirme y me dice que no, que primero estaba de follamigo con una chica pero que luego empezó a salir con ésta. Sonríe a pesar del dolor que me lacera el pecho, a pesar de mis lágrimas; es casi como que lo disfrutase.

Mi madre le chilla que si no le da vergüenza sonreír de esa manera ante una persona que se nota que está rota, ella está cabreada. El padre me dice que yo perdí mi oportunidad mientras que yo le chillo en plena calle que sólo cometí un error, un puñetero error que me llevó a perder a la persona que más quería; me pongo a chillar mi vergüenza delante de ellos, hablando de todo lo que pasó, del miedo, de las inseguridades, etc. Su madre vuelve a sonreír con villanía y yo me acongojo más. Me está matando. Mi propio sueño me está asesinando poco a poco y peor que Freddy Krueger.

Me he levantado aterida, rota y llorando mientras que el dolor de pecho se ha extendido por todo el cuerpo. Ahora me duele hasta el alma mientras que lloro en silencio, lloro callada porque no puedo más; la agonía de mi corazón roto me duele muchísimo más y es como si fuera pus que lo impregna todo.

Y, aún así, sigo queriendo alguna señal de vida. Quiero seguir pensando que esto es una película romántica de las que me gustan en la que el chico y la chica acabarán juntos cuando todo esto es “500 days of Summer”.

Agur~

martes, 23 de julio de 2019

En el arcén de una carretera ~Capítulo 1

Allí estaba otra vez ese dolor, desgarrándome por dentro. A pesar del tiempo que había pasado sin sentirlo, podía reconocerlo y me estaba magullando por dentro... Supongo que si no lo había sentido en tanto tiempo se debía al hecho de que no había amado mucho de esa manera tan intensa.

Sentía cómo mi sangre se escapaba por algún lado pero sin haber heridas visibles, ni una sola. Mi primer pensamiento en ese estado fue el de huir, salir corriendo. No quería volver a toparme con su rostro o las vendas que con las que había bordeado mi corazón se desprenderían y no terminaría de cicatrizar nada. No deseaba quedarme junto al dolor de los recuerdos de cada rincón en el que había pasado con él, dados de la mano o besándole en cada esquina.

—Venga, Olivia.
—No vas a conseguir que cambie de parecer, Antonio.
—¿Cómo me van a dejar tirado para la época vacacional? —alza una ceja y refunfuña, poniendo los ojos en blanco—. ¡No volveré a contratarte!
Quizá, si me deseo hubiera sido volver, aquella amenaza me hubiera afectado de otra manera, pero no estaba dentro de mis planes el regresar.
—¡Mejor! —repliqué mientras dejaba unas tazas de porcelana en el lavavajillas—. Es hora de seguir adelante con mi vida. ¡Estoy hasta el coño moreno!
Quizá debiera pedirle perdón a aquel pobre hombre que me dio trabajo con 16 años, que se había dejado los cuernos por que hubiera siempre buen rollo entre todos los trabajadores y que nunca me había puesto problemas con nada. Pero, la verdad, es que me acababan de dejar y, por primera vez en años, sentía una enorme ilusión por estar en pareja con alguien; las mariposas habían hecho cosquillas en mi tripa, los hormigueos me parecían la mejor cuando él me rozaba o me cogía la mano.
Sin embargo, ese alguien me dejó en la estacada, con un montón de sentimientos partidos en mil trocitos, como estaba dejando yo al que era mi jefe.
—Me iré a final de mes —le notifiqué mientras limpiaba el filtro de la cafetera con brío.
—¿Y a dónde vas a ir? —replicó con un tono entre sarcástico y preocupado—. Tu madre...
—Sé lo de mi madre mejor que nadie. Así que sería mejor que cerrásemos la boca —contesté, repasando la caja exterior de metal de la maldita cafetera—. Creo que ya es hora de que siga mi camino.
—Vale. Lo entiendo —zanjó—. Siento haber tocado el tema.

Al volver a casa, todo seguía igual. El piso de dos habitaciones estaba algo desorganizado, con un montón de cajas desperdigadas por todo el salón, abiertas de par en par; algunas contenían cosas y otras estaban vacías. No recuerdo siquiera si cené. Sólo recuerdo el dolor lacerante que me hacía que me escociesen los ojos.
—Ya estoy en casa —saludé como solía hacerlo y el silencio me devolvió el saludo.
Hacía un par de noches que no conseguía tumbarme en la cama y descansar decentemente así que seguí con lo mío: seguir sacando cosas de los armarios, los muebles y demás para seguir metiéndolas en cajas.
Hasta que el cansancio acumulado por lo poco que dormía, del trabajo y de la tristeza me llevaron a la cama deshecha.

A las siete, el despertador del móvil empezó a sonar, trayéndome de un sueño del que no recordaba casi nada; llevaba la camiseta y los vaqueros del día anterior. Miré mi cuarto destartalado, la cama era lo único que quedaba entera. Los muebles de mi infancia y adolescencia ya se habían desmantelado, vendido y entregado a unas familias que me lo habían comprado a un buen precio. Así es como había empezado, por desmontar mi cuarto, luego los armarios con la ropa que mi madre tenía y los zapatos; todos los efectos personales estaban siendo metidos en sendas cajas para entregarlas a la caridad, una ONG o lo que fuera; después había vendido la televisión, el DVD y el Blu-ray por un precio mayor del que podría esperar.
Había colgado fotos de la casa, aún limpia, colocada y decente en distintas webs inmobiliarias y, finalmente, tenía dos potenciales compradores: una pareja de compañeros del instituto y un hombre que tenía varias viviendas a lo largo de mi ciudad. Tenía claro por quien me estaba decantando a pasos agigantados.
Ahora, sólo quedaba meter el resto de efectos personales: mantas, sábanas viejas, trapos, productos de limpieza, vajilla y demás, en otro montón de cajas para entregarlos en cualquier lado o donarlos. Las únicas cajas que tenía claro que se vendrían conmigo eran la que contenía las consolas, y la otra que contenía discos de la adolescencia de mi padre, álbumes de fotos y fotografías enmarcadas de mi familia, donde se nos podía ver a los cuatro sonriendo.
Como decía, no tenía prisa. Tenía una semana completa para seguir haciendo las labores de limpieza, recogida y buscar dónde donar cada tipo de objetos. A las tres empezaba mi trabajo, en la que me mostraba lo más sonriente, participativa y contenta posible. Además, los compradores no me habían puesto ni medio problema con que yo saliese para principios de mes.
Así fui deshaciendo el hogar de mi infancia, perdiendo todos los efectos personales de esa gente que ya no estaba; no tenía pensado volver.
El día 1 de Julio del 2019, firmé mi finiquito, me despedí de Antonio con un abrazo que duró más de lo que me gustaría admitir, cogí las cajas que quedaban en casa, mis maletas con mi ropa y le entregué la llave a la pareja que iban a ocupar mi antiguo hogar. Todo acabó en el maletero de mi coche, una Picasso de color plateado, que pertenecía a mi madre. Subí sin despedirme de nadie más, ni siquiera del lugar que me había visto crecer. Mi vida en aquel lugar de Albacete se acababa a pasos agigantados según iba alejándome; los recuerdos y las heridas sin cicatrizar se quedarían allí anclados. 

miércoles, 17 de julio de 2019

#36

Ella se echó hacia atrás. Tenía un pedo de la leche y sólo podía ver su rostro entre las tinieblas de la noche. Un rostro que le hubiera gustado volver a ver de verdad, no en los recuerdos difusos de la noche y el alcohol. No había podido sacarlo de su cabeza y sabía que no podría.

Y allí estaba su rostro de nuevo, envuelto en las lágrimas que se asomaban de sus ojos; como si tuviera niebla que le rodease. Le echaba tanto de menos. Como el rizo que se le formaba en torno a los labios cuando hablaba o fumaba. Parecía tan absolutamente real que daba miedo.

–Estás aquí de nuevo –señaló ella–. Una nueva visión de lo perdido. ¡Qué gracia!
–¿De nuevo?
–Sí. Siempre te da por aparecer en mis momentos más sensibles.
–Creo que es la primera vez que vuelvo a verte desde entonces.

Se quedó perpleja ante la contestación de él. Su visión le había estado acosando tanto que no se daba cuenta de que él estaba allí de verdad.

–Tú… –ella no pudo evitar a echarse a llorar, mientras la gente la observaba esperando al autobús. Todos los sentimientos que creía rotos no podían evitar que se sintiesen florecer desde las entrañas de su cuerpo–. ¡Dioses, te he echado tanto de menos!

–Yo también lo he hecho –respondió él, acercándose despacio. Ella se puso de nuevo recta y se tiró sobre él con un abrazo; un abrazo que podría haber triturado espadas y traspasado escudos; un abrazo del que nadie podría separarla.

–Dioses, he querido escuchar eso tantas veces… He deseado tantas veces que estuvieses aquí, a mi lado. He deseado tantas veces volverte a ver, tocarte y verte sonreír. He echado de menos tu olor, tu tacto y hasta tu forma de caminar.

Se quedó callada porque se daba vergüenza. Se separó y no pudo evitar mirarle de nuevo, con el rostro lleno de alegría.

–He estado esperando a que tú dieses el paso, a que te acercases a mí…
–Yo he echado de menos pronunciar tu nombre.
–Hazlo. Di mi nombre.
–Raúl.

lunes, 15 de julio de 2019

Capítulo 156

Buenas tardes, amiwis.

Han llegado las vacaciones. Aunque yo llevo desde el miércoles sin ir a trabajar pero hoy ya me he atrevido a bajar al gimnasio, que he hecho una hora u hora y pico, en la que he hecho más máquinas de musculación que cardio porque, de verdad, que odio las cintas de correr y siempre que he ido, he preferido ponerme con las máquinas de musculación, haciendo que bajase de peso rápidamente.


Así que nada, me he ido con unos piratas, unas deportivas y la camiseta que tenía más maltratada. Por ende, la que más me gusta; no sólo por el hecho de que las fibras ya están hechas a mí sino que tiene un estampado muy guachi. Podría buscar una foto pero es que paso de hacerme una o buscarla por Google pero... ¡NO!

MANDAMIENTOS DEL SEXO

1. Amarás tu cuerpo sobre todas las cosas.
2. No te desnudarás en vano.
3. Santificarás las fiestas.
4. Seducirás a las personas que te atraigan.
5. Provocarás todos los orgasmos que puedas.
6. Cometerás actos impuros.
7. No robarás los placeres que puedas satisfacer.
8. No fingirás.
9. Consentirás pensamientos y deseos impuros.
10. Codiciarás los cuerpos ajenos.
Creo que es la mejor camiseta para ligar del mundo ya que si te la pones precisamente es para que la gente vea que lo que tienes es ganas de mambo, salvo porque ya prácticamente no se ve y acaba siendo la camiseta con la que vas a sudar... de otra manera.

El caso es que he ido. Para mí, ya es un gran paso para empezar a sanar poco a poco. Aunque hay veces que me dé por acordarme de él: su olor, su tacto, la forma tan graciosa de su sonrisa o lo guapo que me parecía. Intento que todo eso se quede atrás porque se acabó. La única manera de que todo se termine de romper dentro de mí es saber que él ya me ha sustituido. Incluso, el otro día, lo llegué a hacer. Cogí el coche, me fui hasta su casa, pasé despacio esperando que ver algo que me terminase de romper el corazón del todo, de acabar con mis esperanzas pero no vi nada. Di media vuelta, pisé el acelerador y me marché de allí porque lo estaba haciendo mal, lo estaba haciendo muy mal. Sigo sufriendo y sigo llorando, cuando nadie me ve, durante las madrugadas mientras sigo echando de menos y esperando que me hable de una vez para romperme del todo.



Ojalá no fuera la persona tan frágil que soy. Ojalá nunca me hubiera enamorado de él. Ojalá no la hubiera cagado tanto. Ojalá todo se enterrase bajo una capa enorme de mierda y no volver a saber nada.

Agur~

viernes, 5 de julio de 2019

Capítulo 155

Buenos días, amiwis.

Ayer fue mi cumpleaños, mi vigésimo octavo cumpleaños. Siempre pensé que me suicidaría con 27 porque así podría ser famosa de alguna manera.
Sin embargo, el año comenzó bien: pasé Año Nuevo con el que sería mi pareja, con quien pensaba que sería el definitivo... Finalmente, ha acabado por no serlo. Me dejó ayer.

¿Por qué? La respuesta es sencilla. Por mi miedo a acabar en una relación que se lleve a matar. Por si todo se acababa en un futuro. Y eso lo ha matado en el presente.
La historia es que hace unos días empecé a plantearme la idea de tener una relación abierta. Porque es mi manera de mantener a la distancia cuando se supera cierto nivel de enamoramiento. Tengo tanto miedo de cagarla o de que todo se vaya resquebrajando poco a poco y mientras yo siga pillándome más y más. Por supuesto lo planteé como sólo yo puedo hacerlo: a lo burro y sin vaselina.


Él necesitaba hablarlo cara a cara, yo le presioné para hablarlo en ese momento pero él necesitaba pensarlo. El primer día fue lo normal: hablamos poco y lo entendía. Todos necesitamos un tiempo para poder plantearnos cosas así. El segundo día sí fue mosqueante porque estaba errático y hasta que no le presioné, no habló. Él quería quedar para hablarlo cara a cara y yo lo único que yo buscaba era una respuesta. Lo que llevó que él decidiera que nuestra relación le gustaba, que no entendía mi necesidad de abrirla.

Entonces, me abrí en canal para contarle mis miedos e inquietudes, cosa que no sirvió de nada. Yo, realmente, no buscaba una relación abierta sino la ilusión de ello para no agobiarme. Porque me agobia hasta una sonrisa malinterpretable. Sin embargo, él estaba seguro de que ya no había nada que salvar, a pesar de sus intentos de darme falsas esperanzas.

Finalmente, me levanté el día de mi cumpleaños con un mensaje que decía que se lo había pensado y que no podía confiar en mí. ¡A pesar de que yo no había hecho nada con nadie!

Así que se acabó. Me tiré toda la mañana llorando, la tarde a ratos mientras fingía ser muy feliz por ser el día que era delante de la gente. Al único que le conté el final de todo fue a Logan.

Ahora, me da pánico decirlo en casa. La verdad es que no sé porqué me lo da ya que supongo que estarán muy acostumbrados a ver a los chicos desaparecer para no volver.


Sigo teniendo el corazón roto. Pero, al menos, puedo estar ocupada trabajando. Cuando lleguen las vacaciones, lo único que haré será ir al gimnasio y pintar. Tengo muchos lienzos y sentimientos que sacar para que no sean tan tóxicos. Para que no duelan.


Lo bueno, es que para Septiembre, si lo hago bien; podré caber en un vestido bonito y estar con mi gente de Barcelona; disfrutando de una boda.

Agur~

martes, 2 de julio de 2019

Capítulo 154

¡Soy el gato de Schrödinger!

No hay otra manera de explicar porqué no hago nada más que cagarla continuamente, meto la pata hasta el fondo y dejo que todo se desmorone.

Pero no sólo por eso soy el gato de Schrödinger. También lo soy porque quiero tener dos cosas total opuestas a la vez: quiero tener pareja estable pero también poder disfrutar del sexo con otros; quiero hacerme mayor pero seguir siendo una niña; quiero avanzar pero vuelvo el rostro hacia atrás...

Y no hago nada más que pensar en que me hubiera gustado conseguir el trabajo que tengo cuando tenía 20 años para poder permitirme la libertad que tengo ahora: carnet de conducir, carnet A2, un coche o una moto. Poder salir hasta las tantas de juerga y liarme con quien me apeteciera, divertirme. Porque sólo de pensar que si un día tengo un hijo, ni siquiera tendría tener padrinos para él. Me siento como para dividirme en dos pero no puedo.

Me doy cuenta que he fallado a mucha gente y que sigo fallando pero ya no sé cómo retener nada ni cómo retenerme a mí. Porque eso quisiera, parar el reloj y que las agujas no avancen. Porque pienso en las expectativas a cumplir y en las que quiero, imposibles de aunar; una pareja muy mal avenida. Y sólo coinciden en una cosa, una sola: quiero irme a vivir sola y tener una moto.

Pero el camino se vuelve pedregoso y, para una vez que el acompañante es digno, meto la pata por algo que sigue dentro de mi mente. Quizá sea miedo al compromiso o a no tener libertad de elección, haciendo que la haya cagado tanto que voy a perder al acompañante que había elegido. Porque lo quiero todo. Porque quiero tener todo a la vez.

Porque le quiero.
Pero le siento a kilómetros de mí.
Porque me pasaría horas mirándole de lo guapo que es.
Pero siento que no podré cumplir sus expectativas.
Porque quiero dormir con él todos los días.
Pero también quiero acostarme con otras personas.

Y esto vuelve a ser el dilema del gato de Schrödinger.


domingo, 6 de enero de 2019

Capítulo 153

Buenos días, amiwis.

Anoche vinieron los reyes Magos para toda España, las cabalgatas estaban colmadas de carrozas, los ayudantes y las propias majestades pero yo no me detuve ante tan estruendoso armatoste porque salí corriendo ya que el Pezqueñín (así se va a llamar hasta que quiera yo) salía pronto de trabajar y yo, como siempre, iba tarde a encontrarme con él. Quizá, cuando me haga mayor, me vuelva más puntual y salga con tiempo a todos los sitios.

El caso es que iba a lo que iba salvo que había raro en el ambiente. Seguramente fuese en mí misma, en que era la noche de sus Majestades Astrónomos y que la calle estaba llena de parejas con niños. Quizá es que sencillamente soy tonta por sentir ya que había prometido no volver a sentir nada por nadie, siempre acabo yo peor de lo que realmente quería.

«¿Y ahora por qué?», os preguntaréis con cierto gesto en el rostro y pensando que jamás aprendo de mis errores, de las cicatrices y de todo lo que voy arrastrando. La verdad es que no, no me da por aprender que me van a joder y que debo hacer una armadura más dura que el adamantium.


Llegué a Plaza de Castilla y allí me esperaba él, con cara de niño perdido por la jungla; se portó como siempre: de una manera mimosa y demasiado dulce. A lo que yo respondo con cortes porque no quiero ilusionarme con nada. Ilusionarse es quererlo pasar fatal, es destruirme a mí misma y seguir arrastrando otra decepción.



El caso es que nunca había visto ‘500 Días Juntos’ y es una de las películas que pusimos en la lista de ver cuando pudiéramos juntos (yo ya la había visto pero es que la lista es sobre las que él no ha visto) y, aprovechando que me iba a quedar a dormir con él, pues decidimos ponerla después de cenar. Creo que le gustó; o al menos eso me dijo a mí pero tampoco vamos a desconfiar de su palabra.

Sin embargo, cuando el film se terminó, me dio ganas de llorar porque yo no era Summer, yo no iba a ser capaz de encontrar a nadie que me viese de otra manera que cómo se me ve ahora: una tía de la que aprovechar para echarle cuatro polvos y adiós muy buenas. Me puse a mirar el techo lleno de gotelé e intenté no pensar demasiado en ello puesto que era estúpido, doloroso, hiriente. Las palabras que me han dicho muchas veces (tanto con intención de hacerme daño como no) se aferraron a mi mente, como las mandíbulas de una sanguijuela, cerrándose en torno a mí. Pensé en lo que soy para él, en lo que realmente soy: una especie de maestra con la que aprender cosas sobre sexo; no hay más. Yo no estoy enamorada de él ni él de mí pero me gusta. Y, reconozco, que me gusta pensar en cómo en Año Nuevo le sentí casi pareja mía. Pero yo sólo soy lo que soy. No tengo nada más que ofrecer: sólo confusión, sólo miedo, sólo coraza, sólo algo hecho trizas, sólo hate, sólo cosas malas, ¡sólo huidas! Porque es lo único que quiero, salir huyendo de los sentimientos que se acerquen mínimamente al amor romántico.

Pero me siento tan bien. Me sentí tan bien con su brazo rodeándome, me sentí tan plena cuando paseé mis manos por su espalda, me siento tan arropada aunque sea sólo hablando con él, me siento tan atraída por él...

¡Y yo no tengo nada bueno por ofrecer!
Sólo soy una persona salida que disfruta del sexo, que pasa de fantasear sobre el destino, que no quiere ser herida de nuevo, que no quiere perder más el tiempo con cosas que quizá no funcionen... ¡Sólo soy una cobarde!


Ojalá todo esto pudiera curarse de alguna manera pero las cicatrices son tan profundas y no están tan curadas como para dar un paso hacia delante. No hay manera de que crea que no voy a acabar tan herida que me tire otra temporada soñando despierta con amores que no puedan infligirme ningún tipo de dolor. Y él tampoco se merece eso mismo.

Agur~