viernes, 5 de julio de 2019

Capítulo 155

Buenos días, amiwis.

Ayer fue mi cumpleaños, mi vigésimo octavo cumpleaños. Siempre pensé que me suicidaría con 27 porque así podría ser famosa de alguna manera.
Sin embargo, el año comenzó bien: pasé Año Nuevo con el que sería mi pareja, con quien pensaba que sería el definitivo... Finalmente, ha acabado por no serlo. Me dejó ayer.

¿Por qué? La respuesta es sencilla. Por mi miedo a acabar en una relación que se lleve a matar. Por si todo se acababa en un futuro. Y eso lo ha matado en el presente.
La historia es que hace unos días empecé a plantearme la idea de tener una relación abierta. Porque es mi manera de mantener a la distancia cuando se supera cierto nivel de enamoramiento. Tengo tanto miedo de cagarla o de que todo se vaya resquebrajando poco a poco y mientras yo siga pillándome más y más. Por supuesto lo planteé como sólo yo puedo hacerlo: a lo burro y sin vaselina.


Él necesitaba hablarlo cara a cara, yo le presioné para hablarlo en ese momento pero él necesitaba pensarlo. El primer día fue lo normal: hablamos poco y lo entendía. Todos necesitamos un tiempo para poder plantearnos cosas así. El segundo día sí fue mosqueante porque estaba errático y hasta que no le presioné, no habló. Él quería quedar para hablarlo cara a cara y yo lo único que yo buscaba era una respuesta. Lo que llevó que él decidiera que nuestra relación le gustaba, que no entendía mi necesidad de abrirla.

Entonces, me abrí en canal para contarle mis miedos e inquietudes, cosa que no sirvió de nada. Yo, realmente, no buscaba una relación abierta sino la ilusión de ello para no agobiarme. Porque me agobia hasta una sonrisa malinterpretable. Sin embargo, él estaba seguro de que ya no había nada que salvar, a pesar de sus intentos de darme falsas esperanzas.

Finalmente, me levanté el día de mi cumpleaños con un mensaje que decía que se lo había pensado y que no podía confiar en mí. ¡A pesar de que yo no había hecho nada con nadie!

Así que se acabó. Me tiré toda la mañana llorando, la tarde a ratos mientras fingía ser muy feliz por ser el día que era delante de la gente. Al único que le conté el final de todo fue a Logan.

Ahora, me da pánico decirlo en casa. La verdad es que no sé porqué me lo da ya que supongo que estarán muy acostumbrados a ver a los chicos desaparecer para no volver.


Sigo teniendo el corazón roto. Pero, al menos, puedo estar ocupada trabajando. Cuando lleguen las vacaciones, lo único que haré será ir al gimnasio y pintar. Tengo muchos lienzos y sentimientos que sacar para que no sean tan tóxicos. Para que no duelan.


Lo bueno, es que para Septiembre, si lo hago bien; podré caber en un vestido bonito y estar con mi gente de Barcelona; disfrutando de una boda.

Agur~

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