martes, 2 de julio de 2019

Capítulo 154

¡Soy el gato de Schrödinger!

No hay otra manera de explicar porqué no hago nada más que cagarla continuamente, meto la pata hasta el fondo y dejo que todo se desmorone.

Pero no sólo por eso soy el gato de Schrödinger. También lo soy porque quiero tener dos cosas total opuestas a la vez: quiero tener pareja estable pero también poder disfrutar del sexo con otros; quiero hacerme mayor pero seguir siendo una niña; quiero avanzar pero vuelvo el rostro hacia atrás...

Y no hago nada más que pensar en que me hubiera gustado conseguir el trabajo que tengo cuando tenía 20 años para poder permitirme la libertad que tengo ahora: carnet de conducir, carnet A2, un coche o una moto. Poder salir hasta las tantas de juerga y liarme con quien me apeteciera, divertirme. Porque sólo de pensar que si un día tengo un hijo, ni siquiera tendría tener padrinos para él. Me siento como para dividirme en dos pero no puedo.

Me doy cuenta que he fallado a mucha gente y que sigo fallando pero ya no sé cómo retener nada ni cómo retenerme a mí. Porque eso quisiera, parar el reloj y que las agujas no avancen. Porque pienso en las expectativas a cumplir y en las que quiero, imposibles de aunar; una pareja muy mal avenida. Y sólo coinciden en una cosa, una sola: quiero irme a vivir sola y tener una moto.

Pero el camino se vuelve pedregoso y, para una vez que el acompañante es digno, meto la pata por algo que sigue dentro de mi mente. Quizá sea miedo al compromiso o a no tener libertad de elección, haciendo que la haya cagado tanto que voy a perder al acompañante que había elegido. Porque lo quiero todo. Porque quiero tener todo a la vez.

Porque le quiero.
Pero le siento a kilómetros de mí.
Porque me pasaría horas mirándole de lo guapo que es.
Pero siento que no podré cumplir sus expectativas.
Porque quiero dormir con él todos los días.
Pero también quiero acostarme con otras personas.

Y esto vuelve a ser el dilema del gato de Schrödinger.


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