miércoles, 24 de febrero de 2016

Capítulo 129

Buenas noches, amigos.

Sé que he estado desde el jueves sin escribir pero es que tampoco tenía mucho que escribir, además de que los findes son enteramente para David y tampoco quiero llenar esto de ñoñeces y cosas así porque no es plan. No me gusta humear a los enamorados pasivos (también llamados a los que no tienen pareja(algún día tendré que hacer una entrada sobre eso)).
Así que voy a resumir mi finde en nada y a ver qué os parece.

El viernes, por no tener abono, no fui al hospital; me fui a Plaza de Castilla a recuperar mi abono y a pagar por el mes entero ya que, si miráis la web del consorcio, se supone que tardan 5 días darte el abono con todo saldo que llevabas. En fin, que fui y la mujer que estaba allí me comentó que eso pasaba si ellos no eran capaces de encontrar mi saldo; así que sólo pague 6 euros, porque sí que encontraron mi saldo a la primera y me pude ir.
Ya eran las seis menos algo cuando lo tuve y le dije a David que no sabía qué hacer para matar el tiempo así que me dijo que fuera para allá; por supuesto que fui y estuvimos allí con la abuela, mientras mi novio no hacía más que resoplar porque quería irse cuando yo he ido más veces a estar el día completo con ella. ¬¬
Mis padres se habían ido antes de ir yo al intercambiador y no quería dejar a mi abuela sola, así que le dije de cenar rápido y marcharme para no irme muy tarde. Finalmente acabé llegando a las doce y tantas. ¡Aplaudidme, en la cara!

El sábado me levanté y comimos cachelos, cosa que no puede hacer mi abuela mientras están mis padres en casa. Los cachelos, para quienes no lo sepáis, son patatas cocidas con panceta. Comida sana de abuela. xD
Después, quedé con David para ir a FNAC a comprar una edición especial que se me había antojado de ‘El Señor de los Anillos’ y la cual me ha costado una pasta; cosa que en parte no me gusta porque querría ahorrar lo máximo posible. Allí encontré unas cosas que sé que a Mari le van a encantar como regalo de Reyes y de su cumple de este año; ya que ella siempre me regala algo por Navidades y yo, por falta de dinero, nunca he podido comprarle nada. Así que en cuanto pueda se los daré. Seguro que le gustan. *W*
También vi un libro para David y quería regalárselo de buena voluntad pero, cuando me dijo que no y que teníamos que pagar para irnos a una entrevista de MetalCry, pues me mosqueé porque quería mirar unos mangas que siempre he querido comprármelos y no podía subir de nuevo; así que cogió el libro que le pensaba regalar y me suelta: “Venga, va, regalámelo”.
¿PERDONA?


Lo hacía porque me apetecía y quería regalarte algo porque él siempre me regala cosas y yo no puedo permitírmelo por falta de dinero. En fin, que acabé cargando con mi pesado pack de ESDLA, Zero, los regalos de Mari y el libro para David, el labio torcido y yendo a la cosa esa de su página web. Yo me quedé fuera fumando (niños, no sigáis mi ejemplo. Fumar caca, a menos que seas una estrella del rock) y hablando con un colega mío.
Se terminó la entrevista y nos pudimos ir a casa, pero resulta que David había planeado ir al cine con su padre y conmigo para ver Deadpool. Finalmente, llegué a mi casa a la 1:30 AM. Así que otro día que me dejé a mi abuela sola. Seguramente penséis que paso mucho de ella a pesar de lo que dije la entrada anterior pero tampoco es que vea mucho a mi chico.

En fin, el domingo fue día de limpiar y ayudar con las tareas. Mi abuela y yo nos pusimos a pasar el aspirador y a limpiar el polvo para cuando vinieran mis progenitores; por supuesto, mi hermana se quedó jugando al LoL y no hizo nada de nada. Después, comimos sopa de verduras casera y tortilla de patata; la mejor tortilla de patata que nadie puede hacer y no es porque sea mi abuela. Jejeje. 
Y como no me apetecía salir de casa porque estaba cansada de limpiar y tal, le dije a David que viniese él, que le había guardado un trozo de tortilla de mi yaya, a lo que vino matado después de una siesta corta porque había ido al hospital esa misma mañana. A él le encantó la tarta y estuvimos viendo Jurassic World en mi móvil, ambos la disfrutamos como dos enanos, le hacía mimos y cosas así ya que había venido.

El lunes, pues fue un día más o menos normal, la abuela no dio la tabarra, al menos no mucho. Así que no tenía nada sobre lo que escribir ayer.

Hoy, ella ha estado más borde e inquieta porque pensaba que no la querían llevar al “Cante”. El “Cante” es una actividad de entretenimiento para los enfermos del hospital, allí van y hacen una especie de karaoke con canciones de su época, esto es a las seis y ella estaba chillando esto a la hora que suelo llegar yo, las cuatro y media. Las auxiliares alteradas porque pensaban que se había hecho daño, creían que se había caído y roto algo... Vamos, que el alivio de cuando llegué y me acompañaron a calmar a la fiera... Ella toda despechada porque no la habían llevado al karaoke mientras que a la compañera sí, cuando esa señora está peor que ella misma y despotricando como una loca.
Y yo:
—No es hasta las seis, abuela.
—Que no, que lo que pasa que esas enfermeras no me quieren llevar. Porque se han llevado a Beni y no a mí.
—Beni tiene que ir a rehabilitación.
—Que no, que la han llevado a cantar.
—Venga, merendamos y vamos a ver si han abierto —no estaba abierto, aviso.
Merienda y repite la operación de: vamos a ver si está abierta la sala.
—No está abierta. Sólo son las cinco y cuarto.
—Seguro que la gente ya está yendo para ir a pillar sitio.
—La gente está terminando de merendar.
—Venga, que me lleves —cansada ya de que se quejase, me la llevo a la sala donde cantan.
—Te he dicho que no estaba abierto.
—Es que siempre igual, estas tipas que siempre llegan tarde —aviso que sólo eran las cinco y veinte de la tarde—: Luego empezamos la actividad tarde porque, claro, abren muy tarde.
—Sólo son las cinco y veinte. Normal que no esté abierto. Ven que te llevo a la salita para que te dé el aire fresco de la montaña a ver si te tranquilizas.
—¡Estoy tranquila! —casi me descojono cuando me suelta eso. Así que le llevo a la sala de estar y le abro una ventana para que entre el fresco del lugar y se relaje. Aun así, pienso que esta mujer es un licántropo o algo, porque siempre tiene calor, da igual estar bajo cero, tiene calor igual.
En fin, que la llevé al karaoke y allí se quedó con más enfermos.

Diversión en el “Cante”
Y así, señores míos, es como ha terminado mi martes. Con abuelas riéndose de las que desafinan o se equivocan con la letra y pastillas.

Agur.

viernes, 19 de febrero de 2016

Capítulo 128

Buenas noches, amigos.

Ayer no subí nada porque no tenía nada que contar y para contar mi día a día, me parecía un poco tonto porque sólo voy al hospital.

Hoy he estado en el hospital con la abuela de mi novio; serían las siete o más cuando me han dado unas náuseas horribles viendo un anuncio del Yatekomo, ya que es lo mismo que he comido hoy junto con patatas fritas. ¡Viva la remezcla!

Así estaban mis papilas gustativas
Bueno, el caso es que he echado hasta la comida de mi primera comunión y seguía teniendo tremendas naúseas y un mareo flipante; además de que me estaba quedando dormida en el sillón cuando por fin la traen la cena y con todas las ganas del mundo de marcharme. Estoy en la parada del bus, llega el bus, entro y ¡no encuentro mi abono!

Por supuesto, el hombre me deja subir para que busque el abono con cuidado y sin alterarme. Y yo, por supuestísimo, me he alterado cuando he mirado en el bolso, el cual he volcado por completo; me he mirado en los bolsillos del abrigo, en los vaqueros y así hasta que me derrumbo, echándome a llorar con un ataque de pánico porque sé que toca llamar a mis padres para que me vengan a recoger.
Le digo a David que avise a su madre de que mañana no podré ir al hospital porque sin abono me sale más caro el viaje que lo que me pagan; claro que mi novio es idiota y me dice: busca bien a ver si lo tienes en el bolso y no te has dado cuenta.
Gracias por lo obvio cuando he sacado todas mis cosas en un puto asiento y no está, gracias por el gran consejo.


El caso es que después de este enorme consejo, llamo a mi madre para que me vayan a buscar; que he tenido suerte que el conductor del bus fuera majo y se hubiera apiadado de mí ante mi ataque, en el que todos los pasajeros se han volcado debido a mis enormes lágrimas y mis movimientos, también debido a los chillidos de: ¡No está! ¡¿Cómo no puede estar?! Esta mañana he pagado con él y recuerdo haber bajado del bus con él. SE ME HA CAÍDO EN EL PUTO HOSPITAL.



Mi madre me suelta que no me van a ir a buscar porque está muy lejos y no es plan de ir hasta allí, que saque dinero de un cajero y pague el billete de metro.
Entonces, me he cabreado, después he estado pensando que seguramente mis padres me mantengan pero está claro que no me quieren; porque si fuera por mi hermana, habrían ido a Valencia a buscarla, da igual que fueran las diez de la noche o las cinco del a madrugada. Ahora me diréis que es pelusa de mi hermana pequeña, pues no, no lo es. No lo es cuando una de sus amigas confirman que mis padres me tratan como un trapo y a ella como la princesa.
Tras lo cual he estado pensando en qué pasaría si me tirase frente un tren, ¿a quién coño le importaría?


Tras meditarlo mucho, sólo le importaría a mi abuela que es la única que me trata como una persona en esta casa. Encima a ella la tratan peor que a mí y eso sí que me da rabia. Vale que a mí me tengan rabia, que me odien o lo que sea,  pero ¿qué ha hecho mi abuela a nadie? Es una persona alegre, dicharachera que intenta ayudar a mi madre en todo lo que puede, a mi familia en general; y sin embargo la tratan a baquetazos; como si fuera un mueble viejo del que sólo desean desprenderse. Lo cual está provocando en mi abuela una enorme depresión y sólo desea morirse, me da rabia que una persona tan genial y atenta como ella sólo desee irse al otro barrio.
Durante mi viaje en metro he estado pensando que quizá podría irme a vivir con ella a su casa, aunque tengamos que compartir habitación; no me importaría. Estaríamos tan bien ella y yo solas. Sin embargo, con el tema de la muerte he pensado qué pasaría si un día me despertase y me encontrase que ella no respira: de pronto sentí como si me arrancarán un trozo de mi alma, perdiendo aire y ahogándome porque no podía dejar de imaginarme agarrada a mi abuela sin decírselo a nadie, no avisar a nadie. Sólo quedarme abrazada a su cuerpo, esperando a que ella viviera de nuevo.

La verdad es que quisiera llevármela a su casa y estar las dos, incluso adoptar a un perrito y ser felices allí; sin nadie más. Le compraría la comida, lo que ella necesitase; sin necesidad de depender de mis familiares. Ella me ha dicho que le gustaría si tuviese otro cuarto en el que quedarme yo, aunque le he repetido mil veces que no tengo problemas en dormir en su cuarto.

En cuanto al abono, la verdad es que me da absolutamente igual si aparece o no. En sí, me da absolutamente igual todo lo que ocurra a mi alrededor.

Agur.

miércoles, 17 de febrero de 2016

Capítulo 127

Buenas noches, amigos.

Acabo de llegar a casa y estoy que me derrito, en serio. Estoy mazo de cansada después de cinco horas de hospital más dos de buses y metros. Irse a Guadarrama es cansino con ganas. Os lo explico.

Hace un mes, más o menos, la abuela de mi novio David se cayó y desde hace más de un mes lleva hospitalizada por el tema de que le dio un ictus, dejando paralizada la mitad izquierda de su cuerpo. Por lo que mandaron que hiciera rehabilitación para volver a tener movimiento en la zona afectada; el caso es que le han dado un hospital en Guadarrama. Sí, queridos espectadores, en plena sierra madrileña, donde están diciendo que cae mazo de nieve de noche y que hiela; es más, cuando yo salgo del hospital (sobre las 21) y ya hacen un par de grados bajo cero. Así que da igual cuantas capas de ropa te pongas, vas a morir del frío igual.

Sales del hospital y ya te sientes así
La verdad es que ya más o menos tengo cogida la hora al bus así que suelo bajar lo más justa posible porque si no acabaría siendo el muñeco de nieve que quiere Anna. En serio, muchas veces llego a las cuatro y está nevando ligeramente; muchas veces pienso en quedarme a sobar en el hospital porque es horrible salir a las nueve y encontrarte totalmente entumecido, con el moquillo colgando y tiritando. Juro que dan ganas de volver dentro y esperar a que se piren las enfermeras para quedarte durmiendo en la sala de estar.
El puto frío que hace no es normal. Y yo que soy de verano...

En fin, al menos la tarde no ha sido tan pesada porque a la vecina de cama de la abuela la han trasladado a una habitación individual y se ha quedado ella sola de nuevo. De todas formas, es que esa mujer no estaba muy bien de la cabeza; muchas veces estaba sentada en la silla para visitas y se ponía a gritar como una loca llamando a su marido, empezaba a hablar conmigo y no entendía nada de lo que me decía, o incluso a pedirme cosas que no existían.

Ayer me dijo que le diese su zapatilla a su madre (a la madre de la anciana) porque iba a coger un constipado y yo con la zapatilla en la mano con una cara de flipendo enorme.
Otro día me dijo que le diese su crema, pero teniendo tres o cuatro cremas sobre la mesita auxiliar le paso la primera que veo:
—Esa no.
Me señala otra que hay y se la doy.
—Que esta no.
Pongo una cara de circunstancia enorme y le paso otro bote.
—¡Que no!
Arrugo la frente y estoy por pasar de ella cuando me vuelve a llamar, me señala la vaselina para los labios y me dice:
—Es esa la que quiero.
—Esto no es crema, es vaselina.
—No me repliques.
Puse los ojos en blanco y me volví a mi silla a intentar leer el libro con el que estoy ahora.

Tan yo en ese momento
Pero ahora, con su traslado, espero tener que sólo cuidar de la abuela y no tener a nadie más que me pida “pásame las cremas”.

Agur.

martes, 16 de febrero de 2016

Capítulo 126

Buenas noches, amigos.

Como podéis comprobar ha habido cambios en el blog. Quizá os pillé desprevenidos pero ya lo veía venir desde hace mucho tiempo, ya que he cambiado demasiado desde que empecé el blog.

Con este blog me ha pasado como siempre me ha pasado con todo lo que quería hacer algún tipo de diario, lo he ido dejando y abandonándolo poco a poco hasta que no he vuelto a escribir nada; de verdad que yo, sinceramente, aplaudo y admiro a la gente que tiene un blog diario, el cual escriben todos los días y cuentan todo de su día a día. Sin dejar de hacerlo ni una sola vez, ni estando enferma ni en el hospital. De verdad que sí, que os admiro.
A mí me toda la pereza actualizar día sí y día también.

Esta soy yo pensando en que debo actualizar
Eso y que muchas veces no sé ni qué decir porque son días en los que no he hecho nada o no hay nada qué contar en sí.

Bueno, el cambio se debe a que me voy a haciendo mayor y que, a pesar de todos los esfuerzos de mi adolescente yo que sigue metida en algún lado de mi cabeza, empiezo a hacerme más femenina y mayor, y que, a pesar de que siempre he sido muy morbosa y he tenido motes muy macabros, al final he acabado cediendo y teniendo que cambiar todas aquellas cosas por nombres más aceptados socialmente.

Finalmente he optado que lo mejor es darle un lavado de cara a todo el blog, incluyendo todas las restantes red sociales, salvo twitter que se quedará con la misma @. Aun así, mi nuevo nombre no termina de encajar conmigo; es como si me ponen un tutú rosa.
Siento que estoy exponiendo demasiado un lado de mí que no quería exponer por encima de ninguna cosa y es el tema de que al final también yo soy femenina. A pesar de los pantalones anchos raperos, a pesar de todas las camisetas de chico y a pesar de mi cuerpo, cada vez veo que deseo ser más femenina.

Creo que los extraterrestes me han hecho algo.

Mi lado femenino surgiendo
 Aun así, sigo sin estar cómoda con mi nueva identidad. Es como que no termina de encajar en mí ya que siempre he estado intentando ser un marimacho y ahora me da por mirar vestidos y cosas raras.
Que alguien me explique qué me está pasando. (Ahora no dejo de mirar el gif de Alien)

En fin, he cambiado bastante y creo que, por eso, el blog necesita un renacimiento nuevo. El resurgir y el renacer... Vale, me estoy pasando, pero sí que necesita que le vuelva a dar vidilla porque está muy muerto.

Agur.