martes, 22 de marzo de 2011

Miedo.

No sé que espera nadie de mí, y nunca lo sabré porque estoy tan metida en mi propio mundo que me es imposible pensar o hacer caso a otras cosas, y eso me hace temer.

Una vez temí perder a quien me amaba y pensaba que nunca sería capaz de cambiar eso, tenía mucho miedo de que descubriese que en verdad soy alguien en el que no se puede confiar, que no soy tan perfecta como me veía. Y eso hacía que temiese aún más por mí o por lo que pueda pasar.

Me siento vapuleada de un lado a otro, sin saber que hacer, en que fallo y en que no. Lo siento, me pierdo porque estoy, aún más ahora, perdida y es como si perdiese conocimientos sobre algo, sobre lo que pasa a mi alrededor. Estoy idiotizada pensando que soy perfecta como soy, que quizá nunca debiera cambiar y eso es mentira.
Con el anterior no era tan cariñosa como yo pensaba, era más su amiga que su novia pero no era porque lo quisiese así sino porque me daba vergüenza, porque tenía miedo de caer mal a los que me rodeaban porque pensaba que él podría perdonármelo todo.

Ahora me doy cuenta que necesito cambiar, porque como siga así perderé lo poco que me queda de alma, de persona y de dignidad. Soy un ser que está casi tan desesperado por cambiar que no hace otra cosa que meter la pata.
Me cuesta cambiar si no sé que es lo que debe cambiar, que es lo que debe quedar. Me doy cuenta que soy una persona frívola, fría, una cosa que yo nunca quise ser. Pero cada día soy más fría y estoy cada vez más apática y con más miedo, no puedo esconderme en una madriguera como un conejo. Debo enfrentar cambios y más cambios y saber que debo cambiar, pero debo también aprender a verlo sola, no puedo estar todo el día pensando que me lo tienen que decir.

Pero sigo siendo una persona que tiene miedo a todo.

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