martes, 6 de marzo de 2012

Por siempre tres -Pelirrojo

Estaba harto. Salí de clase de Génetica bastante mosqueado, estaba harto de ver como evolucionaban nuestros genes.
Después de que me había tirado tres años trabajando para poder ayudar a mi familia, y el año pasado me había incorporado después de pasar por segunda vez la Selectividad y demostrar que mis notas no variaban demasiado para poder entrar en la Facultad de Biología, el primer año lo pasé fatal porque no podía concentrarme en mis apuntes y en estudiar. Había estado trabajando demasiado tiempo y me costaría más que a los demás.
Al final todo fue bien y conseguí pasar.
-Ismael, mira quien viene. -me dice Ramón. Y es verdad, ahí viene Natalia, una chica alta de tez morena y pelo negro, liso, lacio y unos ojos brillantes del color del sol. Su pecho es lo suficiente grande como para imaginar lo qué podría hacerme con él.
-Hola, Isma. -sonríe la muchacha.
-Hola, Natalia.
Es verdad que siempre me he imaginado montándomelo con ella. Un polvo rápido para lo que sería una deliciosa noche y a ella tumbada sobre mi cama, posando sus enormes pechos encima mía... ¡Para! Bloqueo todo pensamiento lascivo.
-Oye, Ismael, vamos a los jardines de cerca de la estación. -dice Ricardo. -¿Te vienes?
-Claro. -afirmo mientras recojo mi mochila y les sigo.

Cuando llegamos allí, nos sentamos en un círculo. Charlamos mientras tonteo con Natalia, que se deja hacer. Entonces llega un rumor de rock, una chica de melena rubia platino, pintalabios rojo y ojos verdes escondidos en un maquillaje demasiado pesado para hacer contrastar sus ojos. Se sienta mientras abre una carpeta y remira cada apunte. La miro hasta que termina de colocar cada uno de esas hojas de papel.
-Oye, ¿quién es ella? -pregunto a Ricardo.
-Es una nueva de la Facultad de Bellas Artes. -y añade: -Menudas pinta lleva, ¿no?
-Es original.
-Pues con lo buena que está podría hacerla un traje de saliva. -comenta Ramón en voz baja a mí oído.
Entonces Natalia llama la atención de mis dos amigos mientras yo sigo mirando a la bella desconocida. Entonces levanta la mirada y se queda mirándome, sus ojos verdes en los que te pierdes; tan fantasiosos, llenos de bosques que quiero conocer a través de ellos.
Entonces Natalia me acaricia la mano y eso hace que me gire hacia ella, continuando la charla tan absurda que estamos llevando.
Pero sé que ella sigue mirándome, lo noto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si te ha gustado, si quieres comentarme qué es de tu vida.
¡Comenta!