viernes, 16 de diciembre de 2011

Capítulo 12.

Hoy, ha dormido hasta tarde.
Rubén la ha llamado a las 10.
Hablan de banalidades.

Come carne con patatas cocidas. Una comida que su madre no sabe hacer muy bien.
Corre a la academia de inglés, no llega tarde, ni pronto, llega a la hora. Se sienta en su lugar e intenta que Corinne, su profesora, no la pique demasiado. La verdad es que incluso, cuando ella no se enfada ni le recrimina ciertas cosas, puede que la profesora sea afable.

Después, repasa un poco lo estudiado en clase. Pero la hora se le hace corta... Solo le da tiempo para repasar el romanticismo.
"Por favor, que Pablo pregunte el Romanticismo." piensa Lara. Pablo es el profesor de Lengua Catellana y Literatura del Bachillerato Nocturno del Giner de los Ríos.
Pero sus pensamientos no son oídos, toca el Realismo y sus autores.
-Joder. -susurra cuando Pablo entrega los exámenes. -Y eso que ha dicho Clara que entraría el Romanticismo. ¡Qué putada! Encima todo lo demás sé poco. -antes del examen ha estado hablando con Clara, una de las compañeras de Lara en el curso. Han estado intercambiando información, Lara le decía lo que entraba en Inglés y Clara lo que le habían dicho que entraba para el de Lengua.
El caso es que en algunas preguntas se enrolla y piensa en lo que ha dado en clase, lo poco que ha ido.
-El próximo trimestre vendré siempre. -susurra y promete entre dientes.
Termina el examen y ha quedado con Isma en Callao. Son las 19:35, coge el autobús C11 de Alcobendas, y se sienta a leer mientras espera que llegue a la parada de Valdelasfuentes de Renfe. Y el tren no llega, mira la hora y son las 20:30, e Isma la espera en Callao, cagándose en ella lo más probable.
Llega el transporte y ella suspira aliviada.
Un cuarto de hora más tarde está en Sol, subiendo corriendo a Callao. Llamando desesperadamente a Isma, e incluso le manda un mensaje. Pero llega a Callao y allí no hay nadie esperándola y refunfuña, llora y da patadas al aire para desfogar la decepción y la furia.
-Al final, le daré el puto dinero y que se compre lo que él quiera. -grita y todos los paseantes la miran. -Pero ya que he traído dinero, voy a la FNAC y me autoregalo un libro.
¡Qué mujer! ¡Siempre se está regalando libros! Hace 4 meses se compró Agua Para Elefantes, hace un mes One Day y Naked, ahora otro libro más. Sube a la cuarta planta y los recuerdos llenan su cabeza.

Adolfo, vestido de forma normal y ella con los pantalones anchos y la camiseta naranja; entonces no tenía el pelo rojo. Ella le había buscado por toda la sección librera de la 3ª planta. Hasta que él la llamó:
-¿Dónde estás tardona?
-En el piso de librería, ¿dónde estás tú?
-En el ÚLTIMO piso de librería. -ella subió corriendo por las escaleras mecánicas. No vio a Adolfo pero él sí la mirada a ella. Se acerco a ella hasta que: -Sé que estás detrás. -dice sonriente y él se siente un poco engañado por su falsa indiferencia.

Luego más recuerdos. Un beso robado en plena plaza de Sol, ella volviéndole a besar. Una amor que parecía bonito y no fue nada más que una estrella fugaz que se estrelló contra la realidad.

Encuentra un libro para ella: El diablo viste de Prada, uno para su madre: Señoras y criadas y para Isma:  Zombi, guía de supervivencia.
-Bueno, ya tengo uno. -aunque se enfada de que Isma la haya vuelto a dejar plantada.
Vuelve a Sol, no quiero coger ningún sub-urbano, quiere ver Madrid pero son las 21:52, está en Madrid y debería estar en casa. Recorre toda la calle hasta que da con un autobús que la deja en Recoletos, mientras mira por los ventanales, se sorprende pensando en Rubén.
"Quisiera que estuvieras aquí. Que me acompañases y vieses todas las calles y edificios de Madrid, enseñarte esas fachadas, quizá, victorianas; aquella mujer ángel de Metropoli, que vieses lo bonitas que están las calles con los adornos navideños. Sin embargo, no estás aquí, ni lo estarás.
Quisiera hacer el amor en una habitación de hotel, mientras fuera se ven las luces. Poder recorrer contigo aquellas calles que tanto me gustan, como hacen todos los enamorados que viven en Madrid."
Llega a Plaza de Castilla, donde sale del autobús número 27 y va en busca del 153.
-¡Joeeeeeeeeee! -exclama cabreada. -¡Hasta las 22:50 no llega el 153 y yo sin llaves de casa!
Sube un piso y se mete en el metro y empieza a devorar El diablo viste de Prada el cual, no se parece casi en nada a la película. Sale del Metro en Manuel de Falla y va lo más rápido que puede andar hasta casa.
-Ahora podría llamarme Rubén. ¡Jolines! -echa tanto de menos su voz que se sorprende a sí misma diciendo esas cosas. ¿Acaso se estará enamorando de él?

3 comentarios:

  1. Y yo escribo bien? Tú me superas :)

    Capítulos 20 y 21 en

    http://pensamientosdeunachicasinataduras.blogspot.com/ :)

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  2. Me encantó <3
    La imagen de la cabecera es demasiado tierna <3
    Un beso desde Did you know that you're already dead?

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  3. Gracias Marta, pero sigo opinando que acabarás sacando un libro antes que yo.

    Agus, me miraré tu blog y prometo leerlo.

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