martes, 16 de agosto de 2011

Sueño.

Este sueño es nuevo pero ¿por qué siento que lo he vivido?
Trata de nuevo sobre ti y sobre mí.
Como siga así, no seré capaz de rendirme jamás.

Mis pantalones sobre la arena, cortos y de azul marino, mojados por el mar. Y alguien preguntaba:
-¿Qué ha pasado?
-Yo te lo mostraré. -decía tu voz.
Y aparecíamos en la playa y tú decías:
-Lo siento, lo he pensado y creo que no quiero darte esa segunda oportunidad.
-¿Por qué? -decía cabreada y confusa. Y tú solamente te encogiste de hombros. Te marchaste y me dejaste empotrar mi pie contra cualquier cosa, dejando que desahogase mi furia. Después caminaba sola, y el corazón me sangraba por la herida pero no hice nada por calmarlo, solo tú podías.
Pasados unos días me enteré de que estabas con otra y lloraba, lloraba a raudales, pero aguanté. Lo dejaste y volví con mi círculo vicioso, al final te hartaste y dejaste de hablarme.
Fui a buscarte al curro un par de veces pero allí estaban David y Samantta, ayudándote, así que me marché.
Pero cuando me dijeron que te ibas a trasladar a un país fuera, no podía contenerme.
Salí a buscarte, y me daba igual que me vieran David y Samantta esperándote, ellos estaban allí. Sam mirándome mal, muy mal pero me daba igual.
Cuando saliste y me viste, evitaste encontrarte conmigo de ninguna manera pero yo te separé de ellos.
-¿De verdad vas a marcharte?
-Sí. Lo tengo decidido. -esto parecía un manga shôjo. Me quedé allí mientras te ibas, marchando con una sonrisa de oreja a oreja, no sabía si sufrías pero tenías una sonrisa de oreja a oreja y eso hacía que viese que te ibas porque de verdad lo deseabas.
Llegó el día en que te ibas, al principio pensé en no hacer nada, quedarme en la playa, sentada. Pero, alguien me llamó y me dijo:
-Si nunca vas a luchar por el amor de tu vida, -dijo la voz de David. -quizá sea mejor así.
Y corrí al aeropuerto, nerviosa, con el corazón desbocado y herido, pero también feliz. Busqué en la entrada a tu vuelo pero no estabas, pregunté a unas de las azafatas pero me dijo que no habías chequeado todavía pero que el vuelo saldría en unos minutos.
"¿Dónde está?"
Cuando el vuelo despegó pensé que nunca más volvería a verte. Quizá fuera mejor así, disfrutar de la compañía de alguien que no fueses tú a lo mejor no estaba tan mal. Pero David volvió a llamarme y le dije que no habías aparecido por el vuelo.
-Ya sabes donde está.
Y volví a la playa y allí estabas tú.
-Te he estado buscando. -saludé yo.
-¿En dónde?
-He ido al aeropuerto hasta que le avión ha despegado y en tu curro, nunca imaginé que vendrías aquí.
-¿Y para qué me buscabas?
-Porque no quería que te fueras. -respondí. -Porque por mucho que me hayas rechazado, te quiero aquí conmigo, porque te quiero.
Me miraste sorprendido, después al mar y sonreíste, agachaste la cabeza y cayeron unas gotas saladas de tus ojos.
-Pensé que podría irme y dejarte en paz, para que me olvidases pero me ha entrado miedo.
-Ya estoy contigo. -te abracé, tan fuerte y tan dulcemente como podía.
-Me ha sorprendido que hayas sido tú  quien me haya ido a buscar.
-Me lo dijo David: "-Si nunca vas a luchar por el amor de tu vida, quizá sea mejor así.". Yo sé que para mí, eres el amor de mi vida, sé que quiero pasar contigo cada cosa que me pase. Por eso, te pedí esa oportunidad pero si no vas a ser feliz con ello...
-¿Y has ido para allá y para acá solo para buscarme y pedirme que me quede?
-Eres muy importante, aunque no seas mío. Te quiero, te querré para siempre, Sauriito.
-¿Sabes? Después de lo que has hecho, podría darte esa oportunidad.
-¿Sí? -dije mientras mis ojos se iluminaban.
-Pero quiero que seamos tú y yo. No quiero volver a ver a tus padres nunca más. -te reíste.
-Vale, si estás conmigo para siempre, lo haré. -dije mientras me quitaba la camiseta.
-¿Qué haces?
Yo solo me quité la camiseta y el pantalón y corrí hacia la playa, ese pantalón corto, azul marino quedó abandonado en la arena mientras tú te desnudaste y me seguiste. Y fui feliz, muy feliz.

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