Hola pequeños y pequeñas.
No sé qué os parece el pedazo de cambio que está metiendo el blog pero, realmente, espero que os guste; a los que no, que os focken.
Y no es porque venga de mal humor. No estoy herida. Estoy confusa. Muy confusa.
Y sí, el tema es el de siempre. Sumi.
Ayer, a estas horas, empecé soltar cosas raras por Skype. Y, no sé porqué, le contesté, literalmente:
Lara: Cómeme el coño.
Era una contestación de cabreo. No esperaba que lo tomase a cachondeo.
Sumi: ¿Te vienes?
Yo me quedé con esta cara: .____., literalmente. Yo, siendo como soy, le seguí la coña.
Lara: ¿Ahora o en unas 6 horas?
Sumi: Cuando te apetezca.
¿En serio? No me toques lo que no tengo, gato morado.
Lara: Lo dudo.
Sumi: ¿Cuándo nos apetezca y podamos?
Sumi: Últimamente no me apetece demasiado.
Y aquí, salté yo con los términos de lo que llevamos ahora mismo, que ni siquiera sé qué mierda es.
Lara: Cuando nos apetezca y tú puedas.
Porque realmente es así. Porque yo me puedo morir de ganas de echarte un polvo pero nunca encuentras sitio para mí en tu agenda. De puta madre.
Sumi: Sin el coche es más complicado.
Sumi: Si me invitaras a tu casa.
Lara: No es un entorno muy... porno para follar, precisamente.
Sumi: Si pudiéramos sería más fácil.
Lara: Además, a ti no te apetece, ¿cierto?
Lara: Pues ya está.
Lara: Ya me buscaré la vida.
Sumi: Te decía que sí que me apetecía.
Sumi: Pero que si es en mi casa y con mi padre...
Lara: Paso de bronca.
En ese momento pensé que me echaba la bronca por hacerlo siempre en su casa.
Minutos después:
Lara: Te apetece en mi casa.
Lara: Pues se hará en mi casa.
Lara: ¡Hala! A tomar por culo.
Sumi: Siempre que no molestemos a nadie.
Lara: A mí ya me da igual.
Sumi: ¿Por?
Sumi: ¿Qué te ocurre?
Lara: Nada.
Sumi: ¿Y que no te ocurre?
Lara: Nada.
Sumi: Pero, ¿todo te da igual?
Él no se entera de la misa la media y yo ni un cuarto, así que cambia radical de tema.
Sumi: ¿Tu casa tampoco suele estar libre?
Lara: Nada en mi vida está libre.
Aquí empiezo con las rayadas mías de las casi 3 de la mañana.
Sumi: Extremista.
Sumi: ¿Tú crees?
Aquí empezamos a desvariar filosofando más que los pitufos escuchándose a sí mismos en su CDs del Rastro y fumados.
Le pasé el texto de una chica (¡click aquí!).
Sumi: ¿Es tuyo?
Lara: No es mío. Es de una chica.
Sumi: ¡Ahhh!
Y, como quien no quiere la cosa, suelta una pregunta que hizo que toda yo temblase cual flan.
Sumi: ¿Yo te hago daño?
Lara: ¿Y por qué ibas a hacerme daño?
Sumi: No lo sé. Tengo muy poca empatía.
Sumi: Por eso pregunto.
Lara: Da igual el daño. Te hace más fuerte.
Lara: Pero no creo que me lo hagas.
Vale, mentí descaradamente. No es que me haga daño pero si hace rayarme mogollón. Que no sé qué es peor.
Sumi: No quiero lastimarte y si sabes cómo tengo que hacerlo. Dímelo.
Lara: Cuanto más sufres, más fuerte te haces y aprendes.
Sumi: Que fe tienes.
Luego me fui a dormir tranquilamente, rayándome más aún. A las 16h, empezamos a hablar.
Lara: Por cierto, no hace falta que te preocupes por mí.
Sumi: ¿Lo dices por qué me preocupo o por que sudo?
Ahí me dejó claro una cosa. Que tiene dos personalidades porque si leéis la conver de la madrugada, es empático a medias. Por la tarde, es, en plan, sudo de todo lo que no esté relacionado conmigo. Hasta que, de pronto, volvemos a mis teorías e ideales de que si me rompo no me rehago.
Sumi: Hay cosas que no me dan igual.
Lara: A mí sí.
Sumi: Pues no. No debería dártelo.
Volvemos con el empático, a medias.
Sumi: En serio, debes de hacer que las cosas te importen un poco más.
Sumi: Y estar más estable.
Lara: Será al revés.
Lara: Que las cosas deban importarme mucho menos.
Sumi: Nop.
Sumi: No porque te importen menos las cosas eres más estable.
Sumi: Debe importarte tu estabilidad.
Lara: La estabilidad se mantiene hasta que no puedo más.
Sumi: Pues no.
Sumi: Porque si te rompes.
Sumi: No debes.
Sumi: No puedes.
Sumi: Y yo soy una mala influencia.
Eso no lo entendí muy bien porque, o sabe más cosas de las que quiere reflejar o se ha puesto majo conmigo. (That suspicious)
Lara: Si me rompo, la gente no me arregla.
Lara: Solo me deja rota.
Lara: Así que me reconstruyo como puedo.
Aclaración: Que me rompa no quiere decir que mis amigas sean unas capullas (la gran mayoría sí). Es que, sencillamente, suelo no apoyarme mucho en la gente y así me va.
Sumi: Pues no te rompas más.
No sé cómo hacer para no romperme pero gracias por el consejo. ¬¬
Sumi: Así no te tendrán ni tendrás que reconstruirte.
Sumi: Yo no sé coser.
WTF?! Mi contestación es igual de incrédula que el WTF?!
Lara: ¿Y porqué ibas a querer recomponerme?
Yo esperando una buena respuesta. No una romántica, una respuesta normal y me salta con una respuesta chorra que no pondré. Bueno, sí.
Sumi: Porque no sé coser.
Así que, gente, explicadme qué mierda pasa en estas conversaciones porque lo que es yo. Estoy más perdida que un pulpo en un garaje.
Y, a poder ser, que me expliquen el porqué de este comportamiento.
Un besazo.
No sé qué os parece el pedazo de cambio que está metiendo el blog pero, realmente, espero que os guste; a los que no, que os focken.
Y no es porque venga de mal humor. No estoy herida. Estoy confusa. Muy confusa.
Y sí, el tema es el de siempre. Sumi.
Ayer, a estas horas, empecé soltar cosas raras por Skype. Y, no sé porqué, le contesté, literalmente:
Lara: Cómeme el coño.
Era una contestación de cabreo. No esperaba que lo tomase a cachondeo.
Sumi: ¿Te vienes?
Yo me quedé con esta cara: .____., literalmente. Yo, siendo como soy, le seguí la coña.
Lara: ¿Ahora o en unas 6 horas?
Sumi: Cuando te apetezca.
¿En serio? No me toques lo que no tengo, gato morado.
Lara: Lo dudo.
Sumi: ¿Cuándo nos apetezca y podamos?
Sumi: Últimamente no me apetece demasiado.
Y aquí, salté yo con los términos de lo que llevamos ahora mismo, que ni siquiera sé qué mierda es.
Lara: Cuando nos apetezca y tú puedas.
Porque realmente es así. Porque yo me puedo morir de ganas de echarte un polvo pero nunca encuentras sitio para mí en tu agenda. De puta madre.
Sumi: Sin el coche es más complicado.
Sumi: Si me invitaras a tu casa.
Lara: No es un entorno muy... porno para follar, precisamente.
Sumi: Si pudiéramos sería más fácil.
Lara: Además, a ti no te apetece, ¿cierto?
Lara: Pues ya está.
Lara: Ya me buscaré la vida.
Sumi: Te decía que sí que me apetecía.
Sumi: Pero que si es en mi casa y con mi padre...
Lara: Paso de bronca.
En ese momento pensé que me echaba la bronca por hacerlo siempre en su casa.
Minutos después:
Lara: Te apetece en mi casa.
Lara: Pues se hará en mi casa.
Lara: ¡Hala! A tomar por culo.
Sumi: Siempre que no molestemos a nadie.
Lara: A mí ya me da igual.
Sumi: ¿Por?
Sumi: ¿Qué te ocurre?
Lara: Nada.
Sumi: ¿Y que no te ocurre?
Lara: Nada.
Sumi: Pero, ¿todo te da igual?
Él no se entera de la misa la media y yo ni un cuarto, así que cambia radical de tema.
Sumi: ¿Tu casa tampoco suele estar libre?
Lara: Nada en mi vida está libre.
Aquí empiezo con las rayadas mías de las casi 3 de la mañana.
Sumi: Extremista.
Sumi: ¿Tú crees?
Aquí empezamos a desvariar filosofando más que los pitufos escuchándose a sí mismos en su CDs del Rastro y fumados.
Le pasé el texto de una chica (¡click aquí!).
Sumi: ¿Es tuyo?
Lara: No es mío. Es de una chica.
Sumi: ¡Ahhh!
Y, como quien no quiere la cosa, suelta una pregunta que hizo que toda yo temblase cual flan.
Sumi: ¿Yo te hago daño?
Lara: ¿Y por qué ibas a hacerme daño?
Sumi: No lo sé. Tengo muy poca empatía.
Sumi: Por eso pregunto.
Lara: Da igual el daño. Te hace más fuerte.
Lara: Pero no creo que me lo hagas.
Vale, mentí descaradamente. No es que me haga daño pero si hace rayarme mogollón. Que no sé qué es peor.
Sumi: No quiero lastimarte y si sabes cómo tengo que hacerlo. Dímelo.
Lara: Cuanto más sufres, más fuerte te haces y aprendes.
Sumi: Que fe tienes.
Luego me fui a dormir tranquilamente, rayándome más aún. A las 16h, empezamos a hablar.
Lara: Por cierto, no hace falta que te preocupes por mí.
Sumi: ¿Lo dices por qué me preocupo o por que sudo?
Ahí me dejó claro una cosa. Que tiene dos personalidades porque si leéis la conver de la madrugada, es empático a medias. Por la tarde, es, en plan, sudo de todo lo que no esté relacionado conmigo. Hasta que, de pronto, volvemos a mis teorías e ideales de que si me rompo no me rehago.
Sumi: Hay cosas que no me dan igual.
Lara: A mí sí.
Sumi: Pues no. No debería dártelo.
Volvemos con el empático, a medias.
Sumi: En serio, debes de hacer que las cosas te importen un poco más.
Sumi: Y estar más estable.
Lara: Será al revés.
Lara: Que las cosas deban importarme mucho menos.
Sumi: Nop.
Sumi: No porque te importen menos las cosas eres más estable.
Sumi: Debe importarte tu estabilidad.
Lara: La estabilidad se mantiene hasta que no puedo más.
Sumi: Pues no.
Sumi: Porque si te rompes.
Sumi: No debes.
Sumi: No puedes.
Sumi: Y yo soy una mala influencia.
Eso no lo entendí muy bien porque, o sabe más cosas de las que quiere reflejar o se ha puesto majo conmigo. (That suspicious)
Lara: Si me rompo, la gente no me arregla.
Lara: Solo me deja rota.
Lara: Así que me reconstruyo como puedo.
Aclaración: Que me rompa no quiere decir que mis amigas sean unas capullas (la gran mayoría sí). Es que, sencillamente, suelo no apoyarme mucho en la gente y así me va.
Sumi: Pues no te rompas más.
No sé cómo hacer para no romperme pero gracias por el consejo. ¬¬
Sumi: Así no te tendrán ni tendrás que reconstruirte.
Sumi: Yo no sé coser.
WTF?! Mi contestación es igual de incrédula que el WTF?!
Lara: ¿Y porqué ibas a querer recomponerme?
Yo esperando una buena respuesta. No una romántica, una respuesta normal y me salta con una respuesta chorra que no pondré. Bueno, sí.
Sumi: Porque no sé coser.
Así que, gente, explicadme qué mierda pasa en estas conversaciones porque lo que es yo. Estoy más perdida que un pulpo en un garaje.
Y, a poder ser, que me expliquen el porqué de este comportamiento.
Un besazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si te ha gustado, si quieres comentarme qué es de tu vida.
¡Comenta!