jueves, 13 de septiembre de 2012

Capítulo 57.

Buenas noches pequeñas y pequeños.

Últimamente ando entre baja y alta de moral. Estoy supercontenta porque he adelgazado y mañana tengo una entrevista de trabajo (¡deseadme suerte!). Baja porque, hoy, me he peleado con mi hermana. No son las típicas peleas de que la gritas que es una idiota e inmadura.
Ha sido una pelea de verdad (¡ni que estuviéramos en el Club de la Lucha!). Ella me ha partido el labio y tengo varios moratones pero estoy bien. Ella ha acabado con varios mechones menos de pelo y algún que otro hematoma.
Todo ha empezado porque la he dicho que yo había tenido varios libros de Bachiller que ella iba a usar este año. Pues, a la señorita, le ha dado por buscar mis libros para ir a devolver los suyos. El caso es que esos libros estaban en un armario de mi habitación pero mi madre los tiró cuando yo pasé al módulo de Grado Medio. Y se lo he estado venga a decir. Al final, me he picado porque no me dejaba ver Gossip Girl y la he dicho que se largase de mi habitación, ella ha chillado que no se largaba. Pues yo, que no soy dada a hacer lo que me digan, la he agarrado del pelo y la he dicho que se largase. Hemos puesto la habitación patas arriba y me ha golpeado las piernas y un puñetazo en la cara, que ha sido el que me ha partido el labio (ya no lo tengo abultado y menos mal porque menuda pinta ir a una entrevista de trabajo con las pintas de Edward Norton en el Club de la Lucha). Yo me he quedado con piel bajo las uñas y pelo por las manos. Bueno, cuando me ha estado gritando cosas como que la gente no me quiere y cosas así, he cogido las tijeras y la he dicho que: o se largaba o se las clavaba y, para contratacar, me ha dicho algo así:
—No me extraña que Rubén te dejara, eres un puta gilipollas. Nadie puede quererte.
Y he pensado en que tenía razón. He cerrado mi puerta y me he puesto a recoger las cosas que había tirado por la habitación mientras lloraba. La verdad es que esperaba que un ataque de ese calibre me hiciera llorar, más bien esperaba reírme en su cara y decir que mejor que no me quisieran. Pero tengo heridas todavía muy grandes como para poder decir cosas como esas.
Por twitter me han dicho que soy una persona muy fuerte. Yo no lo creo. No creo que sea nada fuerte.

Un besazo.

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