lunes, 9 de abril de 2012

Mi Semana Santa.

La Semana Santa empezó bien. *ironía mode =on*

El camino de casi 500 km fue todo aburrido, entre las tinieblas y las tormentas. Lo bueno es que llegamos del viaje y hacía calorcete. No hacía 22ºC pero sí calor para ir en camiseta de manga corta.
Me llamó Rubén y después de pensar que iba a venir al día siguiente y me dijo que no; que iría el viernes. Y yo en plan: pues bien, quería pasar los cuatro días contigo pero vale, vete con los colegas al fútbol.

Me levanté y vi que tenía un sms de Rubén, que ya estaba allí. La verdad es que el corazón me palpitaba fuertemente.
Cari, ¿vas a bajar a recibirme? Te quiero.
Y justo mis padres se iban para comprar. En cuanto se fueron hice una perdida para que se acercase a la terraza y así a mi hermana se le quitaba la curiosidad.

Después de casi una hora, mis padres volvieron y se encontraron a Rubén en la terraza hablando conmigo y mi hermana. Cuando subieron le presenté a mis padres y nos bajamos a la playa, con la obligación de estar en casa a las 15 h, hora de comer en mi casa.
Luego, como hacen todas las madres del mundo, empezó a preguntar dónde lo había conocido, que si había estado en Madrid y que si le conocía de antes; así que contesté sinceramente pero me salté la parte de que Rubén era mi chico. Para mis padres es un amigo, o lo era hasta la noche del viernes. xD

Luego los demás días fueron normales porque podía ir a mi casa con normalidad y preguntar por mí. La verdad es que casi nos tirábamos todo el día en la playa. Así hemos acabado con zonas de un color marisco muy simpáticas.

El viernes por la noche, reunió valor para pedirle a mi madre de invitarme a cenar. Por tanto, y para que él no pagase, le dije que me dejara dinero. Y cuando íbamos a su coche, mi padre soltó un comentario encantador:
-¿A ver qué cenáis? Intentad no cenaros el uno al otro.
Yo al principio no lo comprendí, hasta que vi el chupetón que tenía Rubén en el cuello. Me sonrojé ligeramente. Era la primera vez que mis padres hacían algún comentario sobre las marcas que dejaba a algún chico.
Nos pillamos unas hamburguesas y estuvimos más de hora y media desvariando sobre cosas raras. Pero que me encantaban porque eran cosas suyas que me confiaba a mí.

El sábado se quedó a comer en casa. Y mis padres le estuvieron preguntando cosas y hablando con él. Yo creo que les cayó bien.
Yo me puse un rato con su móvil revisando cosas, por cotillear.
Y algo me crispó mucho.
Y juro que si mi padre desaparece unos minutos, le hubiera metido un puñetazo.
Al final, me explicó a qué venía todo eso. Se arregló.
Y se quedó a cenar y volviendo a cotillear encontré otra cosa, que me hizo sentir fatal.
-¿Por qué tienes que ser así? -le pregunté, cuando conseguí sacarle de casa.
-¿A qué te refieres?
-A esto. -le enseñé una conversación que había tenido con un amigo. -Claro. Luego soy yo la victimista. Y contarle cosas que a los demás no les interesa sí que las cuentas.
Tuvimos una discusión gordísima. Y lo único que sentía era que quería que Isma estuviese allí, abrazándome; que me hiciese sentir que no estoy sola, que no soy vulnerable.
Encima, antes de decirle nada a Rubén, se lo había contado a Isma y le había pegado la conversación; y me dijo que si querría estar con una persona así. Pero le perdoné. Sí, soy idiota pero le perdoné.
Y cuando llegamos a mi casa, nos quedamos un rato hablando.
-Prometo que iré cuanto antes.
-Pero cuanto antes es muy tarde. -dije yo. -¿Y si te secuestro?
-¿Y dónde me quedo?
-Debajo de mi colchón.
-No creo que a tu madre le haga mucha gracia. -sonrió.
-Pues quédate entre mis costillas. -dije. -Quédate debajo de mi colchón. Entre mis costillas. Pero estáte a mi lado porque no podría separarme de ti otra vez durante un mes.
Estaba llorando. Nunca había llorado delante de una persona especial porque yo tenía que ser la fuerte; la que sujeta y no es sujetada; pero estallé en lágrimas.
-Pues vente.
-¿Me secuestras? -pregunté bromista.
-Sí.
-Entonces, vale. -sonreí y di un paso hacia su coche. Me agarró de la cintura.
-No ahora.
-Entonces, ¿cuándo? -pregunté con los ojos todavía vidriosos.
-Termina tu módulo. Y vente conmigo.
-Para entonces no seré tan valiente como ahora.
-¿Por qué? -me dijo mientras me lanzaba una mirada seria.
-Porque para entonces tendré miedo. -respondí. -Tendré miedo de que se acabe. O de que, al irme, mis padres me odien y a ti también.
-Pero, ¿te vendrías?
-Quizá. -hice una pausa. -Con un cigarrillo entre los labios y una botella de absenta en mi estómago. Entonces no tendría miedo de nada, como ahora.
Y nos despedimos con un beso y una promesa.
Una promesa que debe cumplir mientras no cumpla los 27.

8 comentarios:

  1. Preciosa vuestra historia, adorables que sois, adelante a saltar todos los baches habidos y por haber, mucha suerte.
    Almu.

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  2. no cumpla los 27? pero no tenia 28? o eres tu la que no tiene que cumplir 27?
    me tienes que contar el porque discutisteis y todo eso :)
    a ver cuando quedamos, que mejor que me lo cuentes en persona y no por msn, pero adelantame algo :)

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  3. Rubén.Tu lunero valenciano.9 de abril de 2012, 0:49

    Una semana santa inolvidable.Te quiero mi vida y sabes que siempre estaré a tu lado.
    Gracias Almu.

    <3

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    Respuestas
    1. Rubeeen!! hazte un blog coñeeee
      haber si asi tu niña se anima y escribe mas su vida jopetas!!

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    2. yo soy muy malo escribiendo, pero bueno no lo descarto empezar algún día

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    3. A reunir firmas para que Rubén se haga blog, jajaja!!! para que prefiera escribir con la voz en vez de con los dedos, jajaja!!!!

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    4. Yo tam bién firmo. Todo sea porque Rubén tenga blog y escriba. xD

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  4. Pues la verdad, que lo que cuenta no son cosas que hayas visto, sino el momento y las demostraciones que te da... :) creo que pronto podréis superar cualquier obstáculo!! Al igual que yo cualquiera con David!!! :) lo importante, es que tus padres les ha caído bien Rubén... y ya está!!! Un besito enorme!!!

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