lunes, 28 de noviembre de 2011

Capítulo 4.

Se levanta pronto, el despertador suena a las 9:00. Lo apaga y sigue durmiendo.

De pronto, oye un susurro. La voz de su padre la apremia a levantarse.
-Son las 11, Lara. ¡Despierta!
-¡¿Las 11?! -se alarma, piensa que no va a llegar a clase. Mira el reloj. Son las 10:38. Mira a su padre de reojo. Decide meterse en la ducha, justo cuando Rubén la ha saludado en el MSN. La verdad, no puede dejar de pensar en todo lo que ocurrió ayer, no puede dejar de dar vueltas a todo lo que tiene que ver con Rubén y con ella.
Se mete en la ducha, su cabeza se despeja contra más fría está, más despejada se siente. Sale del baño, se enrolla en la toalla azul cielo y se pone toalla verde en la cabeza.
La ducha la llena de energía, sonríe, le espera una buena mañana.

Se viste mientras revisa su MSN. Un saludo más que cordial de Isma, una rayada por parte de Rubén. Todavía sigue con lo mismo, la enfada, la raya y la cabrea.
Sigue hablando con Isma, se va a desayunar. Mientras lee cómo Dexter y Emma está teniendo una quedada horrorosa, como Emma se cabrea y huye de él.

Sube al autobús, da un par de toques a Rubén. Este la llama, sonríe al otro lado del auricular porque le encanta su voz. Hablan de todo un poco, pero no le habla del deseo de su abuela. Quizá lo haya leído en el blog, quizá lo ignore o se haga el loco. La verdad, ella le gustaría hacer esas mismas preguntas a Isma pero ya sabe las respuestas.
Pero aún así, quiere saber más. Quiere saber por qué no la quiere.
Sigue hablando con Rubén, llega a su parada, se baja.

Plaza de Castilla.
Luegar donde un conglomerado de edificios de oficinas, esconden a la pequeña escuela detrás de las torres Quio. Hace frío en la mayoría de las aulas. Espera fuera con Emilio, un compañero de clase simpático y, se le antoja, atractivo.
Habla por el MSN con Isma y Rubén. Isma le habla sobre regalos de Navidad y cumpleaños, ella sobre tonterías varias que se le pasan por la cabeza. Él dice que el único regalo que busca es ser feliz, ella piensa que quiere ser feliz con él.
Por otro lado, Rubén habla con te quieros y tengo ganas de ti. Ella siempre responde con lo mismo. «Lara, en qué líos te metes.» piensa para sí.

Es hora de irse a casa, se encuentra su padre y discuten sobre si es mejor ir por allí o por acá. Sobre fechas de exámenes, sobre dinero... Todo, o casi todo, puede hablarlo con su padre. Se bajan, cogen otro autobús. Y siguen con sus charlas.

Llegan a casa juntos y su madre, Maribel, espera con una olla llena de acelgas y una sartén con filetes. Siempre la misma comida, la que nunca falla.
-Lara, recuerda que hoy tienes dentista. -llevaba un par de días en que tenía las encías inflamadas y doloridas, sin embargo, no le importaba que le dolieran sino la enfermedad que podría acarrear.

Son las 17:38. Coge su abrigo y baja al dentista. Llega y un chico muy guapo le abre la puerta. Como buena chica de veinte años, pregunta a la otra ayudante del dentista.
-Es Pablo, el hijo de Jesús.
-¿Has visto que ojazos grises tiene? -dice ella recalcando que le encantan.
Cuando sale del dentista, después de una limpieza dolorosa y asquerosa, Pablo la sonríe y ella ya no siente nada más allá de esos ojos grises. Charlan un rato. Se llevan solo 4 años, se lo ha comentado a Rosa, la ayudante. El próximo lunes, a las 11, volverá a ver esos ojos grises que la han atrapado.

Sube a casa y le plantea todo lo que ha pasado en el dentista, evitando hablar sobre el nuevo recepcionista de la Clínica Monge y sus ojos grises luna.
Luego se pone a ver la trilogía de Blade, se queda a mediados de la segunda película. Es hora de ir al Giner de los Ríos, pero no le apetece ir.
Isma lleva rato picándola, haciendo que se le suban los calores y le dé un calentón.
-Lara, -comienza su hermana. -tienes que ir a clase.
-Sí, ya voy. -coge la mochila, y el abrigo pero no va a clase.

En el ordenador se queda la conversación:
Isma dijo: entonces te vienes?
Lara dijo: claro
Lara dijo: tu esperame y no huyas
Isma dijo: vale
Isma dijo: te espero aqui
Ella lo suspende y vuela hacia el metro, pero tiene un autobús que la deja más cerca; además, con las malditas botas de pelo, le duelen los pies.
Por el camino una nueva historia se crea en su mente.
"Podría escribir una historia de vampiros. La protagonista podría ser una recién convertida y que no es capaz de frenar su sed de sangre." Incluso empieza a crear una ilusión entorno a esa historia.

Por fin, llega al curro de Isma, donde él la espera con beneplácito, sonriendo. Se meten en la sala de reuniones y allí lo hacen. Lara se sienta encima de la mesa e Isma le hace una comida de clítoris que la lleva a estallar del placer. Luego se coloca para que Isma la penetre, llega hasta el fondo y eso hace que los dos tengan más placer. Él se corre enseguida y ella va en busca del papel. No pueden dejar constancia de que allí ha habido sexo.

Luego hablan como amigos de toda la vida.
"Parecemos Dexter y Emma."
-Bueno, me puedo llevar unos folios ¿a qué sí? -le pone pucheros y cara de pena. Él le trae un paquete nuevo y se lo da. -Gracias. Eres muy majo. -sonríe.
Se van, charlando como si no hubiera pasado nada. Pero ella está feliz. Ver a Isma es como un subidón de felicidad, mejor que las drogas. La hace sonreír y pensar que quizá no será para tanto.
Vuelve a casa, con una sonrisa y un paquete de folios en la cartera. Cena salchichas y termina de ver Blade II.
Rubén la habla e Isma la ha hablado, preguntando cosas íntimas pero que se cuentan como si todavía fuesen esa pareja que fueron.

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