viernes, 25 de noviembre de 2011

Capítulo 1.

Ella va caminando por la calle. Habla sola porque no le queda otra.
Espera al autobús leyendo ese libro que le costó solo 10€.
"One Day" de David Nicholls, en donde Dexter y Emma toman vida; sigue leyendo. Muy de vez en cuando levanta la vista unos segundos para ver si viene su autobús y la baja cuando observa que no viene. Cuando llega a su parada, una de las últimas en las que ya casi no hay gente dentro del transporte, cierra el libro y Emma y Dexter se quedan en pausa, esperando a que Lara vuelva a abrir el libro y siga soñando.
-¿Cómo quieren mis padres que tenga amigos? -es una pregunta lanzada al aire, mientras nadie la mira. Y se pone a hacer un monólogo a alta voz, dando razones y buscando explicación a no salir por las tardes, a no tener amigos con quién reírse.
De pronto suena Rihanna, We found love, y el texto del comienzo se le hace doloroso. Y entre las lágrimas que se forman en sus ojos, piensa en Isma.

-¿Vas a volver con Isma? -a su abuela, Conchi, parece que se le ha atragantado esa pregunta dentro de su boca. Siempre está preguntando, siempre que va, allí está la cuestión. Flotando en el aire, en el ambiente, en la mente de su abuela.
-Abuela, creo que eso ya no tiene remedio. No vamos a volver. -su voz se entrecorta, el tono se hace doloroso, se quiebra. -Aunque me ha dicho que algún día vendrá conmigo a verte.
-Entonces, le preguntaré: ¿Qué os pasó? ¿Por qué mi nieta sigue sufriendo por no tenerte a su lado? -y mi abuela sonríe: -Él era un buen chico, y tú le querías, le quieres, mucho.
-Ya pero, abuela, ya nada puede ser como antes. -retiene las lágrimas en sus ojos.

Llega a casa, esperando estar sola, poder desahogarse llorando en su habitación. Hacerse unas palomitas y ver una película.
Sin embargo, ahí están sus padres, su hermana y unos amigos de sus padres: Tati, Iván y Borja, su hijo. Saluda sin demasiada consideración, intenta poner buena cara pero, en cuanto puede, huye a su habitación. En principio se pone al Aion con la esperanza de que eso la haga sentirse menos sola.
Y entonces le saluda Kos.
Y el corazón le da un vuelco, quería tener la excusa de que no estaba para no preguntar aquella estupidez que solo le hará mal. Se esconde entre tonterías sin sentido, pero la duda perdurará.
"¿Te sigo gustando?"
La pregunta ronda su cabeza, pero cree que tiene algo claro, que teniendo a Rubén, Kos se apartará. Solo si entonces hubiera dicho una verdad, una absoluta y verdadera verdad...

-¿Hubieras esperado si te hubiera dicho de ir? -preguntó él.
Ella lo pensó durante un minuto, ¿le decía la verdad o mentiría para quedar bien?
-No. -respondió y mintió. -Me gusta cómo es.
Y pensaba que la culpa era de él, por no decir nada, por callarse cuando ella había hecho lo imposible por ligarse a aquel chico.

Ya la verdad es que nada tenía marcha atrás. Su vida era decisiones erradas por doquier. Y piensa en aquella promesa que nunca jamás se cumplirá, en lo que le duele que la mientan.
Al final acaba haciendo su pregunta, enmascarada en forma de respuesta rara; él no contesta. No sabe si es porque ahora ella tiene a otro o porque se le ha pasado o, quizá, nunca le gustó ella. Y la promesa se repite en su mente: «El día en que baje, quiero hacerte el amor. Pero después no quiero que te vayas, quiero que duermas junto a mí, ver la televisión y hacer más cosas.»
Pero la promesa no se cumplirá porque eso es así. Nunca verá a Kos en persona, nunca harán lo que él le prometió a ella y ella seguirá hundiéndose en una miseria que es suya.
Y su último pensamiento antes de dejar este capítulo acabado:
"Mi vida es una ruleta rusa que gira, me gustaría quedarme solo con las cosas buenas pero no puedo quedarme con las cosas buenas, porque no las vivo."

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