lunes, 27 de abril de 2015

Capítulo 122

Muchas veces piensas en qué puede ir mal. Siempre hubo buen rollo, os compenetrabais y hasta la gente dice que podría haber habido un tonteo con posibilidades de escarceo. Ya no sólo piensas, sino que te pones nerviosa cuando vas a verle, ¡cuando ni siquiera es una cita!
Te tiras toda la noche chupando techo mientras por tu mente las cosas vuelan, tanto vuelan que hasta provocas una tormenta; las imágenes vuelan e imaginas hasta las cosas más inverosímiles. Desde que se dé cuenta y lo acepte, correspondiendo, o a que no.


Pero no, todo aquello que pasó cuando habláis horas y horas por Whatsapp ya no existe y te cuesta aceptarlo, te duele; yo lo sé, tú lo sabes. Entonces te lo vuelves a leer todo de pe a pa; pareciendo una loca psicópata por hacerlo. ¡No tuvisteis una relación! ¡ACÉPTALO!

Todos sabemos que los lazos duelen y más si están alrededor del corazón. Sé que no hay nada más doloroso que conocer a alguien, que pienses que podríais quedaros así siempre y que pases a ser nada. También sé que duele que esa persona casi no cuente contigo o haga caso a más gente que a ti pero, ¡madura, hostia! No puedes compadecerte de ti misma y decir que no le gustas por razones de personalidad, cuerpo y un largo etcétera. Quizá él no ha querido conocerte, no le interesa lo más mínimo. Eres alguien a quien ver cuando no tiene a nadie, enfréntate a tus miedos.

Yo también quiero gustar a la persona
que me gusta aunque luego ella no me elija a mí

Es verdad es que hay que tener mucho valor para decir a una persona que la quieres pero también hay que encajar bien los golpes si esa persona no te quiere. La verdad es que yo no sabría cómo encajarlo así que directamente lo encierro todo dentro de mí, esperando que un día no esté tan a flor de piel o se pudra para tener algún tipo de lazo que no duela.

Siempre queda una salida: una amiga a la que contarle todo y que ella te apoye, te dé ánimos y en la que confíes más que en nada.
Para mí, ella sabe quién es y aguanta tanto o más de lo que debería. Por ello, le dedico esta entrada. Eres un tesoro, tía, aunque nadie sepa verlo. 

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