viernes, 26 de noviembre de 2010

ÉL, el Otro y la Desconocida.

Caminando por la calle, no para de mirar a las parejitas de turno que se achuchan en público, no lo soporta, sobretodo cuando ella también tiene pareja pero no es capaz de pasar de un simple pico ni cuando está en la calle, ni cuando está con sus padres, aunque luego le defienda hasta la muerte. No puede aguantar que la gente sea tan poco cívica. Imagina a él y ella hablando sobre sus sueños pero ella no es capaz de decir que sueña con su ex. Que no para de pensar que el otro es su mejor opción y se siente culpable, por eso ha dejado de besarlo tanto, ha pasado a las caricias y los besos en la mejilla; ya no le gusta tanto verle ni hacerle el amor porque en realidad no para de pensar en el otro.
El otro, cuando le mira a él a los ojos, el otro cuando está con él, el otro cuando se enfada, el otro cuando todo se desmadra, el otro cuando está sola, el otro aunque todo se arregle.
Ella intenta olvidarle pero no puede, una canción o un gesto, todo la ayuda a darse la vuelta, a mirar a su espalda y buscarle, mirar a la carretera cada vez que pasa un coche plateado. Sabes que es una gilipollez pero sigue haciéndolo, sabe que él nunca volverá y aún así sigue con la esperanza que verle, él se gire y la sonría pero eso no es verdad, y ella lo sabe.
Por mucho que mire él no volverá a sonreírla y decirla que estará ahí cuando le necesite, no volverá a verle ni ella lo olvidará hasta que esté con él, que esté ahí como amigo y la abrace y la repita que la quiere como amiga y más; que estará ahí, que la recibirá en sus brazos porque es así como se siente, perdida y sola en ese mundo de relaciones que vienen y van.

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