viernes, 1 de abril de 2016

Capítulo 135

Buenas noches, amiwis.

No sé porqué, estaba pensando en el hecho que nos pasa a muchas mujeres, sobretodo si estamos entradas en carnes; el miedo que tenemos a desnudarnos a pesar de que sabemos que no va a pasar nada.

Al principio de mis andanzas sexuales, solía negarme a desnudarme delante de la persona por el tema del cuerpo y las chichas que sobraban (y sobran), temiendo que eso hiciera que el chico de turno se le bajase la polla. Supongo que son los efectos después de una adolescencia llena de bullying y los continuos bombardeos de la televisión: «Si tienes granos, no follas», «Si te sobran kilos, los tíos no se te acercan ni con un palo de escoba», «No eres Britney Spears así que olvídate de tener novio», etc...

Mi desnudez no pasaba de esto
Por supuesto, según fui cogiendo confianza, más me gustaba  el hecho de desnudarnos mutuamente mientras el ambiente se caldeaba a marchas forzadas. Porque, amiwis, no hay mayor subidón de autoestima que el de un buen polvo; imaginaos el saque de uno tras otro. Encima las hormonas bailaban claqué, así que muchas veces soy yo quien me quitaba la ropa y la del otro. 


Llegué a un momento de mi vida en que era quedar con un chico y plantearme si directamente aparecer con la ropa interior y una gabardina; aunque luego tuviera que volver igual a mi casa. Aunque, después de verlo todo, a los hombres les encanta que te desnudes, aunque sea a lo burro o con un bailecito para ir calentando motores. Yo, como buen pato mareado, mis bailes eran más patosos que de stripper pero te echabas unas risas con la otra persona, por crear un poco más de complicidad.


Sin embargo, me he dado cuenta de una cosa, que siempre hay nervios de acostarte con alguien nuevo a pesar de que haya muchos preliminares por redes de ligoteo o se te hayan acercado/te has acercado en el bar mientras escuchabas Rammstein a todo meter. Siempre hay un pequeño gusanito que está dentro de ti y que te susurra incansablemente: «No le vas a gustar. Olvídate de que vayas a mojar hoy. Que la va a tener dura y se le va a caer».
Todo eso se desarrolla dentro de tu cabeza sin orden ni concierto mientras el chaval va pensando: «Ostia, que hoy mojo». Puede que no sea el pensamiento que deseéis que el chico tenga en la mente pero, seamos sinceros, el pene tira mucho más que el corazón.
Esto me pasó con un tío, un buen tío, con el que contacté mediante redes de ligoteo y con el que, incluso ahora, hay algo de contacto; me acuerdo que cuando le vi la primera vez, aparte de encenderme, por primera vez en mucho tiempo me planteé el hecho de que seguramente me rechazase por mi físico.
Os pongo en situación:
Chico: Guapete, delgado, simpático, fan de todo lo japonés y que practica Kendo.
Chica: Pues yo, simple y llanamente.

Fue llegar a su casa, y que, a pesar de la calentura, empezase a dudar de que fuese ocurrir nada; por supuesto, cuando ocurre eso, te cortas un montón ya que la confianza en ti misma se va por el mismísimo sumidero y deseas salir corriendo del lugar. Por supuesto, ni desvestirnos ni pollas; se desvistió él y yo con toda mi ropa puesta. Por supuesto, el jovenzuelo se extrañó de que cambiase de pronto. Finalmente, visto que él no iba a dar marcha atrás, me quité pantalones y bragas. Ya está. Así que prácticamente le tocó a él desvestirme y le costó lo suyo porque no me dejaba.
—Venga, déjame que te quite la camiseta.
—Que no. Con lo que me he quitado te vale —soy muy borde, ya se ve.
—Venga, vamos a jugar —finalmente, tras echarme las manos hacia atrás con una llave, me despeja más la tripa y el pecho—. ¿En serio que te daba cosa que te viese la tripa?
—Pues sí —totalmente avergonzada y no sé si me pondría roja o no por ello—. Tú eres tan así y yo tan... pues eso.
—Ay, qué tonta. Llevo empalmado desde que has llegado.
Pues sí, señores. Al parecer la química hace mucho más que la física. La verdad es que me he acordado porque hoy es el cumpleaños de esa persona y se me pasó por la cabeza todo esto.

Espero que os ayude a los que os haya pasado u os pase como a mí.

Agur.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si te ha gustado, si quieres comentarme qué es de tu vida.
¡Comenta!